viernes, 24 de junio de 2016

AMIGO (COMPLICE) O COLABORADOR.

Hace tiempo le escuche decir a un amigo periodista una anécdota, de esas que cuentan, son de la vida real: en una reunión de amigos, carne asada, cheves y wikis de por medio, estaba un encumbrado funcionario federal. En cierto momento, saluda a un amigo, lo abraza y le dice: “Te quiero mucho, somos amigos desde hace muchos, te quiero ayudar, pero ¿Cómo le hago? ¡Eres bien pendejo!


La anécdota, vista tal cual la narro el periodista, pinta a un funcionario excepcional. Y es que, muchos dicen, amistad que no se refleja en la nómina, no es amistad. Y, en este caso, el servidor público hace constar el motivo, la razón, de porque a su amigo no lo tiene en la nómina. Rara avis, puesto que eso es lo más normal: gobernantes y funcionarios públicos de alto nivel, prefieren al amigo, aunque sea un ignorante, pero que le garantice lealtad.


Cuando Manuel Cavazos Lerma fue gobernador apantallo con una de sus frases de campaña, pero luego no aplico: palabras más, palabras menos, siempre explicaba que al momento de gobernar, es más difícil hacer de un amigo un excelente colaborador; que el prefería que un excelente colaborador se hiciera su amigo. Como diría en su momento Jesús Reyes Heroles: primero el plan, luego el candidato. Por cierto, ya pregonan eso los panistas rumbo al 2018.


Todo lo anterior viene a colación por la renuncia que presento Manlio Fabio Beltrones al liderazgo del PRI nacional. Se han ventilado que hubo dos reuniones con el Presidente EPN; que le planteó la necesidad, para continuar, de una congruencia; que era necesario castigar, si, castigar  a quienes con sus acciones dieron pie a que la corrupción y la impunidad procrearan el hartazgo que consolido la alternancia política en algunas entidades.


Y los nombres todo mundo los conoce, el más señalado, fue el gobernador de Veracruz a quien, se recuerda, hasta se pensó en pedirle que renunciara para que no hiciera más daño al partido; y, entre los comentaristas nacionales, consignan que Luis Videgaray, el Secretario de Hacienda, conocido el resultado del 5 de junio casi festejo el que ya, Manlio, estuviera fuera de la jugada, adjudicándose el resultado.


Y Manlio renuncio porque, como bien dice, las acciones del gobierno las resienten los partidos políticos, luego entonces, por ahí se tiene que empezar. Renuncio, porque el Presidente prefirió seguir con sus amigos y cómplices, que le son leales y no con los colaboradores que, puede ser eficientes, eficaces, pero no leales… y es que, eso era Manlio: no un amigo, solo un colaborador a quien le tenían asignada una tarea y fallo. No es, amigo ni cómplice.


En este sentido ya se supo que el gobernador electo Francisco Javier García nombro a un equipo estratégico con un solo fin: revisar perfiles para ocupar más de 2000 cargos, desde Secretarios hasta Jefes de Departamento. Hagan de cuenta que son, o serán, los cazadores de talento, muy al estilo de Vicente Fox; entre ellos, se anotan Jesús Nader, Carlos García, Gerardo Peña, Javier Garza de Cos, Francisco Elizondo; obvio, también esta Cesar Verástegui, hasta Lidia Madero y otros más.


Lo decíamos en un texto anterior: la primer decisión de todo gobernante es, sin duda, nombrar a sus Secretarios; decisión que mostrara el talente de congruencia, si son amigos o cómplices, o serán colaboradores eficientes, eficaces; porque, de una u otra manera, por lo regular quienes reciben ese tipo de nombramientos ya tienen una imagen, buena o mala, o media mala y la suspicacia entre los sociedad sobre su probable actuación. Por ejemplo, se dijo que Lidia Madero la enviaron en misión diplomática por malos manejos: ¿hará lo mismo en Tamaulipas si recibe un cargo?


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