martes, 16 de mayo de 2017

EDUCAR CON EL EJEMPLO.

El gobernante y los líderes, de siempre, nos han dicho que la educación es la palanca del desarrollo de los pueblos; que un pueblo ignorante, y además pobre, es víctima de todos y está expuesto a no avanzar, a estar en un círculo vicioso: ignorancia-pobreza-subdesarrollo. Y, siempre, el gobernante pregona y presume lo que se gasta en educación.


Pero, andamos tan mal, si en educación, en el sistema educativo, que Aurelio Nuño cuando dio a conocer la reforma educativa de Enrique Peña Nieto asumió como objetivo básico que los niños, los estudiantes, aprendan a estudiar…. ¿Qué ha sucedido con todas las reformas educativas? ¿Fracaso escolar continua?


La cuestión es que la educación es una tarea del Estado mexicano. Y el artículo 3 constitucional establece, además, que la Educación es parte de un sistema que: “Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; b) Será nacional, en cuanto –sin hostilidades ni exclusivismos– atenderá a la comprensión”.


MAESTROS INSPIRADORES.
Todos, sin discusión, hemos estado frente a un profesor, ante un maestro. Hemos recibido enseñanzas y en mi experiencia puedo afirmar, como otros que ya lo hicieron, que hay tres tipos de profesores: los que te generación acumulación de conocimientos, solo la depositan en tu mente; los que te explican y, obvio, los que te inspiran para que sigas aprendiendo más y más.


Siempre he consignado que, en ese sentido, el recuerdo de algunos de mis maestros es perenne: Graciela Guerra y Lupita Uriegas Zozaya en la primaria; Nohemí Berrones en la Secundaria; en la preparatoria Alfonso Narváez López y de la Universidad José Luis Pariente Fragoso. Me dieron conocimientos y además fueron impulsores para que yo, ya con iniciativa personal, fuera por más y más. Estoy orgulloso de ellos.


LOS PADRES Y LOS MAESTROS.
Pero si el sistema educativo debe observarse como parte de un sistema de vida, luego entonces, la pregunta base es: ¿Qué tanto, los profesores, han contribuido a la formación de una vida más democrática, como premisa, para ser un país o nación más desarrollado? Y aquí quiero recordar lo que, precisamente, un día me explico José Luis Pariente en relación con una de sus ponencias sobre participación ciudadana y desarrollo democrático.


Nos explican que el mejor ejemplo para educar es el ejemplo. Y, ¿Cómo se educa para la democracia? Durante muchas generaciones, cubriendo la nuestras y otras más, el niño/a, como estudiante, abrevo en la familia aptitudes, comportamientos pues, impositivos, arbitrarios, sin ningún indicio de tolerancia, participación, dialogo y tolerancia. Lo mismo sucedía, en pocas palabras, en las aulas: el profesor depositaba conocimientos, no describía ni explicaba, menos hacia reflexiones. Los niños/alumnos se acostumbraban a obedecer… fueron, sin duda, las bases de un fracaso escolar.


EDUCAR CON EL EJEMPLO.
Ayer, leí y escuche, en las redes sociales una y mil descripciones de lo que es y significa ser maestro. Claro que estoy de acuerdo, porque yo mismo he sido profesor; sin embargo, creo que cada profesor, maestro, al margen de esas reflexiones y comentarios debe autoanalizarse, ser crítico, y preguntarse: ¿Qué tipo de estudiante tuvo? ¿Qué tipo de ciudadano forjo? Porque nadie, pero nadie, discute que en México hay un fracaso escolar y no observamos, al paso de años y de sexenios, un avance sustancial en el aprovechamiento de los estudiantes.


Hagan de cuenta que, por ejemplo, eso de educar con el ejemplo: ¿Cómo han educado, los gobernantes y líderes, a las nuevas generaciones? Basta solo ver lo que ha sucedido en México: Enrique Peña Nieto pregona un combate a la corrupción y, sin embargo, en su sexenio, en su generación, la corrupción está por todos lados… y México se consolida como país de la corrupción: se enseña y se aprende la práctica de la corrupción.


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