sábado, 3 de junio de 2017

LA VERGÜEZA.

Hace días el contralor estatal Mario Soria Landeros declaro a la prensa que, hasta el momento, no ha sido posible ubicar, comprobar pues, que al gobierno anterior, séase Egidio Torre Cantú como a sus colaboradores, haya cometido actos de corrupción. Que pese, en cierta medida, a que hay algunas evidencias o la percepción, pero que ellos, no logran encontrar evidencias que los incrimine. Hay irregularidades, no pruebas.


Recordemos que, en un Estado de Derecho, toda persona es inocente hasta en tanto no se demuestre, compruebe, pues lo contrario. Por eso, en esa coyuntura, es la situación del gobernador anterior y de buena parte de sus colaboradores: por eso, hasta donde se sabe, no existe orden de aprehensión para nadie. ¡Están limpios!


CONTRA LA CORRUPCION.
Fue muy comentado que, en cierto momento, desde que se gane la gubernatura hasta que tomo posesión Francisco Javier García Cabeza de Vaca haya dicho que no haría ninguna cacería de brujas. Sin embargo, al tomar posesión de su cargo e incluso al momento de conocer datos sobre la deuda, no dudo en recalcar que si hubo corrupción, ésta sería combatida hasta sus últimas consecuencias. Obvio: los aplausos se hicieron escuchar.


Así, al inicio del presente sexenio, fuimos testigos de cómo el contralor Mario Soria Landeros enfatizo que se harían investigaciones y que pagarían las consecuencias; escuchamos y leímos como Cecilia del Alto, la titular de Obras Públicas, hablo de obras fantasmas, otras inconclusas, opacidad en licitaciones, cobro de diezmos, entre otras cosas; en educación y en salud, dijeron, se perseguirían a los aviadores.


SE ESTA INVESTIGANDO.
Al paso de los días Mario Soria fue dibujando una película de investigaciones, que se estaban armando expedientes para que luego no hubiera sorpresa; repetía, una y otra vez, las palabras de la Secretaria de Obras Públicas, de Educación y de Salud. Daba la impresión que hasta le daba gusto hablar ante las grabadoras y las cámaras, puesto que con sus palabras dejaba ver que, en el sexenio pasado, hubo corrupción y que ellos la castigarían.


Incluso, bien que se recuerda, se hizo público que hubo irregularidades en la asignación de becas, se habló de las becas naranjas. Pero, de pronto, el discurso del Contralor fue variando: ya no hablaba de obras fantasmas, ni de malos manejos en Educación, Salud o en el CONALEP. Se quedó, un día, con que en la Procuraduría estaban integrando expediente a 10 aviadores, que luego redujo a 3 o 5. Ya, para ese momento, no tenía nada en contra de exservidores públicos.


LO ACUSO DE RATERO, NO DE TONTO.
La última declaración del Contralor, la que da motivo al título de esta colaboración periodística, me recordó una historia de principio del siglo pasado: Blas Urrea, se presume que un seudónimo de Luis Cabrera, hizo una denuncia periodística y le respondieron: si tiene pruebas, acúsenos… su respuesta fue tajante: los acuso de rateros, de sinvergüenzas, no de tontos.


Y es que, las palabras del Contralor Soria Landeros, van en ese rumbo: reconoce que no han logrado encontrar pruebas, evidencias, de que hubo corrupción en el sexenio pasado. Casi diciendo a la sociedad, a los gobernados: pensamos mal de Egidio y sus colaboradores, no son corruptos, no hay evidencias, no hay pruebas, no las encontramos. Claro, declaraciones que, sin la menor duda, llenan de gozo a más de uno… las investigaciones del Contralor, son igual que las votaciones de los diputados por unanimidad: crean suspicacia, sospecha. Y es que, además, los actuales servidores públicos no tienen el dato. Hay irregularidades, no pruebas.


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