Hace días el contralor estatal Mario Soria Landeros
declaro a la prensa que, hasta el momento, no ha sido posible ubicar, comprobar
pues, que al gobierno anterior, séase Egidio Torre Cantú como a sus
colaboradores, haya cometido actos de corrupción. Que pese, en cierta medida, a
que hay algunas evidencias o la percepción, pero que ellos, no logran encontrar
evidencias que los incrimine. Hay irregularidades, no pruebas.
Recordemos que, en un Estado de Derecho, toda persona es
inocente hasta en tanto no se demuestre, compruebe, pues lo contrario. Por eso,
en esa coyuntura, es la situación del gobernador anterior y de buena parte de
sus colaboradores: por eso, hasta donde se sabe, no existe orden de aprehensión
para nadie. ¡Están limpios!
CONTRA LA CORRUPCION.
Fue muy comentado que, en cierto momento, desde que se
gane la gubernatura hasta que tomo posesión Francisco Javier García Cabeza de
Vaca haya dicho que no haría ninguna cacería de brujas. Sin embargo, al tomar
posesión de su cargo e incluso al momento de conocer datos sobre la deuda, no
dudo en recalcar que si hubo corrupción, ésta sería combatida hasta sus últimas
consecuencias. Obvio: los aplausos se hicieron escuchar.
Así, al inicio del presente sexenio, fuimos testigos de cómo
el contralor Mario Soria Landeros enfatizo que se harían investigaciones y que
pagarían las consecuencias; escuchamos y leímos como Cecilia del Alto, la
titular de Obras Públicas, hablo de obras fantasmas, otras inconclusas,
opacidad en licitaciones, cobro de diezmos, entre otras cosas; en educación y
en salud, dijeron, se perseguirían a los aviadores.
SE ESTA INVESTIGANDO.
Al paso de los días Mario Soria fue dibujando una
película de investigaciones, que se estaban armando expedientes para que luego
no hubiera sorpresa; repetía, una y otra vez, las palabras de la Secretaria de
Obras Públicas, de Educación y de Salud. Daba la impresión que hasta le daba
gusto hablar ante las grabadoras y las cámaras, puesto que con sus palabras
dejaba ver que, en el sexenio pasado, hubo corrupción y que ellos la
castigarían.
Incluso, bien que se recuerda, se hizo público que hubo
irregularidades en la asignación de becas, se habló de las becas naranjas.
Pero, de pronto, el discurso del Contralor fue variando: ya no hablaba de obras
fantasmas, ni de malos manejos en Educación, Salud o en el CONALEP. Se quedó,
un día, con que en la Procuraduría estaban integrando expediente a 10
aviadores, que luego redujo a 3 o 5. Ya, para ese momento, no tenía nada en
contra de exservidores públicos.
LO ACUSO DE RATERO, NO DE TONTO.
La última declaración del Contralor, la que da motivo al título
de esta colaboración periodística, me recordó una historia de principio del
siglo pasado: Blas Urrea, se presume que un seudónimo de Luis Cabrera, hizo una
denuncia periodística y le respondieron: si tiene pruebas, acúsenos… su
respuesta fue tajante: los acuso de rateros, de sinvergüenzas, no de tontos.
Y es que, las palabras del Contralor Soria Landeros, van
en ese rumbo: reconoce que no han logrado encontrar pruebas, evidencias, de que
hubo corrupción en el sexenio pasado. Casi diciendo a la sociedad, a los
gobernados: pensamos mal de Egidio y sus colaboradores, no son corruptos, no hay
evidencias, no hay pruebas, no las encontramos. Claro, declaraciones que, sin
la menor duda, llenan de gozo a más de uno… las investigaciones del Contralor,
son igual que las votaciones de los diputados por unanimidad: crean suspicacia,
sospecha. Y es que, además, los actuales servidores públicos no tienen el dato.
Hay irregularidades, no pruebas.
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