Estamos en Semana Santa, Semana Mayor, que tiene un tremendo
significado para los creyentes, sobre
todo para los católicos, puesto que la escenificación de la crucifixión de Jesús
es uno de los eventos religiosos más connotados. Y México sigue siendo católico
en su mayor parte. Y quienes creemos en una fe, hoy por hoy, si somos
congruentes debemos validar en los hechos tal cosa.
Hablar de religión implica, siempre, una polémica. En más de
una ocasión he escuchado decir a un anfitrión que, en su casa, está prohibido
hablar de dos cosas: la política y la religión y es que, ambos temas, por lo
regular provocan, incitan, de tal forma que los ánimos se caldean al tenor de
unos y otros argumentos. Hoy, pese a ello, voy a comentar sobre la religión y
el dolor.
Uno de los grandes dogmas de la humanidad es creer en un Ser
Supremo. El nombre es lo de menos, basta creer que hay alguien -una fuerza superior-, que está por encima de los mortales y que,
con oraciones, con fe y confianza, puede lograr u obrar acciones que son in
inexplicables para la ciencia. ¿Por qué el pueblo mexicano sigue siendo
guadalupano? Porque le tiene fe y confianza a la Virgen de Guadalupe. Es
esencial en el catolicismo.
Antonio González Sánchez, el obispo de Victoria, una y otra
vez, ha sentenciado que gradualmente su iglesia va perdiendo feligreses. La
respuesta, si es que hay, creo que solo es una: la iglesia de Jesús ha perdido
la confianza de la feligresía porque no practica su humildad, porque no está
presente en el momento en que se le requiere: hay sacerdotes de todo tipo, unos
sencillos, sensibles, pero otros gruñones, enojones, sin paciencia… y unos mas,
vaya pues, que se dan sus moños para hacer su trabajo.
Tengo familiares y amigos que son cristianos, antes eran
católicos. Y observándolos encuentro un punto en común: dejaron el catolicismo
y arribaron al cristianismo en circunstancias muy especiales, cuando tenían un
momento de dolor –la pérdida de un ser querido o el padecimiento de una
enfermedad-, y el apoyo moral, de fe y confianza, no lo reciben en la iglesia
católica –el padre y sus ayudantes no tienen tiempo-, ocasión que aprovechan
los cristianos.
La iglesia católica es de masas y entre quien es su líder,
su representante (sacerdote) y la feligresía hay una desvinculación: por eso,
en su momento el Padre Rubén Robles fue exitoso, porque estaba cerca de su
pueblo y más con sus misas de sanación. La iglesia cristiana, la no católica,
practica una especie de célula que se reparte por lo largo y ancho del
territorio: todos sus feligreses se conocen, saludan y conviven con su líder
religioso… están más cerca, vaya pues, de la fe y la creencia. Los católicos
olvidan las enseñanzas de Jesús.
LA PROTAGONISTA.
DULCE GOMEZ. Es egresada del Instituto Tecnológico de Cd.
Victoria. Ahí tuvo su primer contacto con la fotografía; sus primeras
enseñanzas las recibió de José Angulo Gual y al paso del tiempo, su pasión
fotográfica se intensifico con las enseñanzas de Víctor Zúñiga. Hoy, Dulce esta
convertida en una fotógrafa profesional: cuando da click captura una imagen que
hace perdurar una emoción. Y para consolidar su vida profesional, este lunes
inauguro su estudio fotográfico. ¡Enhorabuena y mil felicidades!
Contacto:
Web: meligue.blogspot.com
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