Ayer martes los medios de comunicación tamaulipecos
dieron vuelo a una noticia política. Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación
invalido uno que otro aspecto de la reforma electoral que se aprobó en el
Congreso Local. Incluso, los panistas, pregonan a los cuatro vientos que fueron
ellos los que promovieron la inconstitucionalidad de unos preceptos. Con esta
decisión, prácticamente, la SCJN hace notar que en Tamaulipas hay legislación
de barrio.
La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
fue en un momento de fiesta para los diputados; toda vez que el lunes el pastor
del rebaño congresal Ramiro Ramos Salinas cumplió años; y lo festejo, con sus
amigos, a lo grande. Obvio, ahí, debieron estar más de uno de los legisladores
que lo acompañaron en la decisión de aprobar preceptos que no van acorde,
digamos, con la línea o el contexto nacional.
Por eso, la de Tamaulipas, es como si fuera una
legislación de barrio. Las leyes se elaboran, digamos, no pensando en lo que
puede ser el más y mejor bien para la sociedad; pero si, obvio, atendiendo a
los intereses de quienes son actores políticos y comparten, en ese proceso, uno
que otro interés. Es lo que sucedió, por ejemplo, con el precepto impugnado por
el PAN: beneficiaba a los partidos chicos, les daba oportunidad de obtener con
un porcentaje menor una diputación plurinominal.
Como dice la Constitución que hay una división de Poderes
veo difícil que Ramiro Ramos pueda decir, como lo hizo en un tiempo Pedro
Carrizalez, “no me mando solo”. Y él, como coordinador legislativo, como un
dijo Arcenio Ortega del PT, pues da línea o cuando menos da señales de por dónde
va la cosa. Claro, los responsables son todos los que aprobaron la ley
electoral, pero el directo, porque cabildeo, porque atendió peticiones y negocio
votos, pues fue Ramiro.
Y es legislación de barrio, pero ya por costumbre. Y es
que no es la primera vez que los diputados, el Congreso, reciben una reprimenda
o les corruguen la plana: fue también cuando se eligió, recuerdan, a unos
magistrados electorales. Casi en lo oscurito aprobaron una reelección; y, del
Tribunal Federal, les ordenaron: tienen que hacer una consulta pública y si, así
lo hicieron, cubrieron las formas y de nueva cuenta eligieron a los mismos, los
reeligieron: que les cuesta, entonces, cubrir el expediente, la forma.
La cuestión es muy simple: la legislación federal va
marcando pautas, digamos, de desarrollo político; sin embargo, cuando las
entidades –entre ellas Tamaulipas-, hacen la adecuación o actualización, en
ocasiones no la empatan en los mismos términos. Una y otra vez, vamos pues,
buscan si no burlar la disposición cuando menos retrasarla: fue lo que sucedió,
por ejemplo, con la sincronización o empate de la elección del gobernador con
una elección federal. Tarde o temprano, resulta obvio, tendrán que hacerlo.
No se puede descartar que los diputados respondan a
intereses, no necesariamente del pueblo; y en esa circunstancia, ven por los
intereses que están más cercanos. De ahí que, partidos como el PT, el PANAL, el
Verde, el Ciudadano, por decir, los partidos pequeños, los que tienen poca
votación, estuvieron de acuerdo en que el porcentaje para tener diputados de
representación proporcional fuera de 1.50% y no de 3%, como lo establece la
legislación federal. En fin, por eso, ya el PAN canta victoria… en la próxima
elección en la repartición de diputaciones locales puede modificar la
correlación de fuerzas.
No olviden, y creo que Ramiro Ramos menos, que el se
convirtió en el líder congresal al inicio de la presente legislatura, por una
coyuntura política: que dos diputados del Verde se cambiaron de bancada y le
permitieron, así al PRI, tener la mayoría necesaria para que su líder, séase
Ramiro Ramos, también fuera el líder congresal. Si no hubiera sucedido así,
Ramiro hubiera sido líder un año, luego uno del PAN y luego se repartieran el
último año. Esa, digamos, es la importancia de la decisión de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
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