miércoles, 27 de septiembre de 2017

IMSS: CONSULTA IMPROCEDENTE.

Una y otra vez la seguridad social es cuestionada, incluso acusado el gobierno de buscar su privatización. Los argumentos de los derechohabientes son, entre otros, que no los atienden bien, que no hay camas, que hay maltrato del personal médico y de enfermería, que no tienen medicinas, que no hay suficientes especialistas. Así, una y otra vez, la imagen tanto del IMSS como del ISSSTE, se ven deterioradas.


En descargo, me dicen doctores o enfermeras que ahí trabajan, que en el sector privado también se les mueren; y que, por otra parte, los recursos nunca son suficientes para dar el mejor servicio: que ellos, en el IMSS e ISSSTE, tienen que atender a muchos. La verdad, lo puedo decir con conocimiento de causa, la salud pública es un buen alivio: las consultas privadas son caras y las medicinas no se diga.


COSAS BUENAS DEL IMSS.
El delegado del IMSS, Roberto Hernández Báez –al igual que cualquier funcionario público-, solo cuenta las cosas buenas. En principio es correcto, pero es faltar a la verdad y por eso, la gente, cuando se topa con un detalle se molesta y hasta hace corajes. Por ejemplo, orgullosamente el IMSS ofrece servicio médico a 6 de cada 10 tamaulipecos; y que el abasto de medicinas llega al 97.7% y que, pronto, en Reynosa habrá una nueva Unidad de Medicina Familiar.


Agrega el delegado: “Hay un crecimiento importante del empleo, se dan de baja y alta a trabajadores a diario, pero la tendencia es al alza, hemos tenido un incremento en la incorporación”, y complementa: “Hay la infraestructura necesaria, hay capacidad de respuesta, adicionalmente tenemos unas estrategias que fortalecen lo que ya se tiene, la institución es la más demandada, pues de cada 10 tamaulipecos seis se atienden en el IMSS…”


ESPECIALIDAD, INSUFICIENCIA DEL IMSS.
Efectivamente, yo en lo personal, no me puedo quejar: me atienden en la UMF de San Luisito. La consultas son siempre a tiempo, en la farmacia se atiende con eficiencia; en el consultorio hay atención y esmero; en prevenissm hay responsabilidad y amabilidad. Pero todo cambia cuando uno, por la rutina de los servicios médicos, hay que ir a consulta del especialista, al IMSS de “La Loma”, como se le conoce.


La consulta con el especialista, me ha tocado con el medicina interna y con el cardiólogo, es lenta; he tenido que esperar hasta 2 horas o un poco más y, la justificación, es que primero tiene que ir a “piso”. Significa que antes de consultar el especialista tiene que ir a revisar o evaluar a los pacientes internados. Ante la explicación, le comente al especialista: y porque no nos citan una o dos horas después, para no esperar más.


CONSULTA IMPROCEDENTE.
Soy diabético, al menos desde 1995, y siempre he procurado seguir las instrucciones médicas. Pocos años antes de jubilarme empecé a consultar en el IMSS: y para mi control cada mes tengo cita médica y cada año me envían con el internista. El 4 de octubre se hizo la petición en la UMF San Luisito para la consulta y la recepcionista pregunto a su compañera: me sale IMPROCEDENTE y le explicaron, sale así porque ya está llena la agenda. El tramite tiene que hacerlo la dirección… sigo, pues, esperando la respuesta y nada.


El delegado Hernández Báez hace notar que tienen el 97.7% de los medicamentos, entre ellos, obvio, los que prescriben a quienes tienen una enfermedad crónico-degenerativa; pero que, para ser entregados, tienen que ser autorizados por un especialista. ¿Qué sucederá, entonces, con este tipo de pacientes que, por no recibir consulta de especialista, dejara de recibirlos varios meses? Imagino que de estas cosas no está enterado el Delegado, pues de otra manera haría notar que no tienen especialistas suficientes.

AGRADECIMIENTO PERENNE.
Me cuento, por otra parte, entre los agradecidos con la salud pública: buena parte de la población es asalariada, no tiene la oportunidad de contar con seguro y gastos médicos como los gobernadores, los diputados y senadores, los servidores públicos de niveles superiores. Obreros y empleados, entre otros, no me dejaran mentir. Pero, eso sí, hay que contar también las cosas que no están bien.


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