El próximo fin de semana, ni no hay contingencia de última
hora, Cesar Camacho Quiroz estará nuevamente en Tamaulipas, en la capital;
viene a tomar protesta a los lideres municipales en la entidad, esos que ya son
–como quien dice-, los soldados de Rafael González Benavides. Se presume que el
líder nacional priista, como deferencia, visite a sus correligionarios. ¿Algo
quiere?
Cuando hay la visita de un líder nacional partidista, en
este caso del PRI, siempre se afirma que
viene a brindar apoyo; asiste como invitado de honor a un evento –de campaña o
simplemente partidista-, lanza un buen mensaje, hasta hace referencias a
canciones tamaulipecas, lanza elogios al gobernador y, obvio, a su partido. Se
entiende que, además, tiene reuniones con el líder política y uno que otro
privilegiado.
La cuestión es que, toda campaña política, se gana con
votos. Y los votos, ni los promueve el líder nacional, lo hace la estructura,
la base, los que hacen la talacha en las brigadas de impacto, en las reuniones
con grupos sociales. En todo caso, una visita del líder nacional puede servir
para estimular el ánimo, para levantar la autoestima partidista. ¿Y vaya que
necesitan animo los priistas tamaulipecos!
En la práctica los priistas pueden ser divididos en tres
clases: los que son parte de la cúpula, que son los que toman las decisiones
políticas; otros, los que toman decisiones tanto de estrategia como de táctica,
ente lo que deben incluirse a los operadores políticos; y una tercera clase de
priistas son la base militante; que puede ser dividida en dos: a) Los que hacen
la talacha y participan en las campañas políticas; y, b) la base militante, la
que vota el día de las elecciones.
¿Por qué el PRI ha perdido terreno en Tamaulipas? No se
puede negar, con senadurías, diputaciones y alcaldías que han pasado a manos de
la oposición, principalmente del PAN. Al PRI en la entidad solo le falta perder
la gubernatura y ese temor debe ser el motor para que los priistas, todos,
trabajen en solo una ruta: lograr más cohesión interna, fortalecer la
estructura y, sobre todo, trabajar para ganarse la confianza de priistas y de
la sociedad en general.
La decisión crucial de un partido político está en la
elección de sus candidatos. El elegido tiene que tener el visto bueno, el
apoyo, de la cúpula, porque requiere apoyo político y económico; pero eso no es
suficiente para ganar, requiere, además, ser bien visto por el pueblo. Si no
tiene baños de pueblo, como puede pensar que el pueblo vote en su favor. Las
decisiones cupulares tienen que estar conectadas con un capital social del
elegido.
Ya se menciona que Mónica González García va con mucha
frecuencia a Matamoros, el municipio gobernado por el PAN. Se especula que,
esos viajes, esas reuniones, son parte de una estrategia para convertirla en
una potencial candidata, si es para el 2015 seria la diputación, si para el
2016 la alcaldía. Si fuera cierto, sus aspiraciones son legítimas, validas. Sin
embargo, ¿se da baños de pueblo? Porque su trabajo, en la Secretaría de
Desarrollo Económico y Turismo, la lleva a vincularse con la elite económica,
con líderes empresariales, industriales y comerciales, pero no con el pueblo.
¿Qué puede presumir, de su trabajo, que sea apoyo sustancial para el pueblo?
¿Qué puede cacarear para ser bien vista por el pueblo? Claro, si el PRI quiere
recuperar Matamoros.
La clasificación de los priistas pone en evidencia que
las derrotas suceden porque hay un divorcio entre la cúpula partidista, las que
toma decisiones, y la base militante, la que hace talacha y además va a cada
casilla a votar. Ya no hay voto duro priista y los panistas, en más de una
ocasión, han sentenciado: ganamos por el voto antiPRI, no votaron a favor
nuestro, lo hicieron en contra del PRI. ¿Sera cierto?
Contacto:
Correo: meliton@prodigy.net.mx
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