Ahora está de moda que los gobiernos sean abiertos. Política
que va en consonancia con eso del acceso y la transparencia de la información.
Sin embargo, cada vez hay más evidencias de que en el Gobierno, sea cual fuere
su nivel, lo que menos le interesa es precisamente la transparencia. El caso
del video filtrado a Carlos Loret de Mola y la decisión de la PGR de investigar
y sancionar a quien lo hizo, es la mejor muestra: todo lo quieren ocultar.
Desde tiempo inmemorial los escándalos políticos, que han
sido tantos, y tantos, que John B. Thompson escribió un libro titulado “El
escándalo político”, con el subtitulo de “Poder y visibilidad en la era de los
medios de comunicación”. Y las historias son muchas. Por ejemplo, en Italia en
cuantos escándalos se ha visto envuelto Silvio Berlusconi; hoy en día, tenemos
presente, el de la FIFA.
Lo cierto, innegable, es que en cada filtración, o en
cada escándalo, siempre hay consecuencias, que van desde las políticas, las
económicas y hasta del ejercicio o no ejercicio del poder político. Y hay,
además, otra verdad incuestionable: las filtraciones siempre salen del mismo
lugar, lo hacen descontentos o quienes tienen otro tipo de intereses, sean
personales o políticos.
En México han sucedido filtraciones cuyas consecuencias
aun se viven hoy en día. Uno muy sonado fue el conocido como “Video Escándalo”
en donde una protagonista fue Rosario Robles, como líder del PRD; y por el otro
lado, Carlos Ahumada: en el video difundido se vio como, líderes del PRD,
recibían dinero del empresario y hasta se lo metían en las bolsas del saco.
Carlos fue quien mas consecuencias sufrió: tuvo que irse del país y es fecha de
que sigue intentando cobrar los “prestamos”.
Y los tiros, como si fueran de gracia, van para todos
lados. El video de los panistas: que después de tener una reunión, se fueron a
una casa a festejar con mujeres. Fue tan sonado que provoco la caída de un
líder parlamentario. La cuestión, muchos se preguntaron, a quien beneficiaba
tal acción… el caso es que se movió el escalafón dentro de los diputados
panistas. Y, además, mostraron que los panistas se las gastan igual, o peores,
que los de otros partidos, por aquello de la moral y de las buenas costumbres.
El escándalo más sonado, en los últimos meses, sin
embargo, aun tiene sus consecuencias: el caso de las casas; que involucro al
Presidente Enrique Peña Nieto, a su esposa y a Luis Videgaray, al Secretario de
Hacienda. Consecuencias que provocaron, por ejemplo, la salida de Carmen
Aristegui de su noticiero en MVS; que provoco conflictos en el Poder Judicial y
hasta en uno que otro medio de comunicación. Incluso, se dice, por este hecho,
es por el cual Marcelo Ebrard está en el exilio: al ser señalado como quien
filtro los datos a la periodista.
La filtración del video de la fuga de El Chapo tiene
diversas connotaciones: para unos, fue echarle más leña a la lumbre, obvio, en
relación con la política gubernamental de EPN. Lo consideran como una traición;
para otros, sin embargo, viene a demostrar como en las alturas, en donde se
toman decisiones, con tal de protegerse, no vacilan en ocultar información, en
mentir. Unos se protegen, los que ocultan; otros se defienden, los que hacen la
filtración.
En todo caso, hay que anotarlo: las filtraciones son
positivas: hacen que se descubran corruptelas y complicidades; que se ponga en
evidencia la doble moral de los servidores públicos, que en lugar de servir,
prefieren servirse; la negación a la política de gobierno abierto en abierta
oposición a la línea de transparencia y de acceso a la información. En el caso
que nos ocupa, con el video se aprecia más la ineficiencia o corruptela de una
parte gubernamental.
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