martes, 27 de octubre de 2015

PATRICIA Y LA POLITICA: REALIDAD Y PERCEPCION.

Una vez que Patricia llego y no causa el daño que uno se imaginaba, dada su magnitud e intensidad, leo en las redes sociales textos de muchas interpretaciones: desde los que se burla, alegando que llego y le robaron 4 grados de intensidad, hasta los que dan por hecho que las oraciones y plegarias funcionaran, hasta unos que, en contraste, hacen ver que todo fue un embuste el gobierno, una cortina, que magnifico el hecho.


Creo que en mucho ayudo, como algunos lo hacen notar, las condiciones geográficas por donde entro Patricia a tierra firma; y, por el otro, creo que el gobierno no exagero en relación con la peligrosidad y que funcionaron las medidas de prevención. La prueba es que, en ciertos lugares, los daños de Patricia si son lamentables… por las aguas, los derrumbes y las inundaciones; los cultivos destruidos. Bien, si, que no hubo daños en pérdidas humanas.


Lo anterior me permite hacer comentarios y reflexiones sobre la realidad y la percepción. Hace muchos años, cuando estudiaba la preparatoria, leí un pequeño libro: Dialogo entre Hilas y Filonus; un materialista y un idealista. En aquel entonces me llamo la atención, mucho, como se explicaba que la realidad no era conocida, que algunos cosas eran relativas, como el color, los sabores o los olores o incluso la naturaleza concreta de algunas cosas.


Eso me lleva a considerar que la realidad y la percepción (de la realidad) son distintas. Y es algo que se puede observar hasta en la política: la realidad se conoce, o se ve distinta, según sean nuestras propias experiencias o las vivencias de otros. Y más hoy en día: la información que fluye en los medios de comunicación o en las redes sociales nos informa y, a veces, nos distorsiona un hecho al magnificarlo o al minimizarlo. Eso fue lo que paso con Patricia: la información nos proveyó de una imagen que nos llevo a pensar lo peor.


Lo que sucede es que la información fue tal, que a medio mundo puso a temblar: la historia de los huracanes, su grado y su tamaño; las imágenes de comparación con el Catrina o la imagen que, horas antes se difundió, proveniente de la NASA y que mostraba a un México cubierto por la estela de nubes… hicieron su papel: temimos lo peor y México se preparo para ese escenario. La prevención, la organización, la coordinación de unas y otras dependencias, dio sus frutos. Hoy, después del viernes por la tarde, estamos agradecidos con Dios porque no hubo un desastre que lamentar.

La información nos provee de imágenes que anidan en la mente y a partir de ahí forjamos una realidad. En política sucede así: se machaca tanto y tanto, por ejemplo, de que el centro (Peña Nieto) toma todas las decisiones del PRI, en toda la Republica, y es entonces que nacen las especulaciones –la realidad para unos-, que dan por sentado la política ira en una dirección: Que Alejandro Guevara Cobos tiene la bendición del fiel de la balanza; que Baltazar Hinojosa, Marco Antonio Bernal como Mercedes del Carmen Guillen tienen buenos padrinos, cercanos a Peña Nieto.


Con esta visión, luego entonces, ni un chance tienen Alejandro Etienne, Ramiro Ramos Salinas ni Enrique Cárdenas del Avellano. No ven, que hoy en día, el centralismo político funciona, pero no como antes: no puede ser impositivo ni arbitrario. No, porque hay otros elementos que afectan. Tan es que funcionan otras variables, entre ellas, el descontento de la gente, la percepción de corrupción e impunidad, que Nuevo León dio el ejemplo del papel que juega la sociedad civil con Jaime Rodríguez, con El Bronco.


La percepción de una realidad política no puede derivar solo de una variable, el nepotismo y el compadrazgo, del interés cupular; cuenta, también, los componentes del escenario, los actores que participan y, sobre todo, el empuje de reglas de juego que nace y fortalecen una nueva práctica democrática entre gobernantes y gobernados.

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