martes, 13 de septiembre de 2016

CUANDO GOBERNAR ES UN CASTIGO.

Conozco de hace muchos años a Óscar Almaraz, el Presidente Municipal electo de la capital. Conozco, pues, su deseo o ambición política de gobernar a su pueblo, tal y como muchos lo sueñan. Como políticos profesionales, con una planeación y objetivos firmes, luchan y trabajan por su sueño. En el caso de Óscar, el voto popular lo favoreció para llegar a su meta. ¿Cuáles son las expectativas?


Si, cuales son las expectativas que tiene Óscar Almaraz para hacer en la capital un gobierno que, por decir, le permita reelegirse y estar en el gobierno municipal por tres años más. En este sentido, es preciso recordar, o puntualizar dos o tres factores que siempre han sido determinantes al momento de presidir el gobierno municipal capitalino. Basta con recordar los alcaldes.


Alejandro Etienne, Miguel González Salum y Arturo Diez Gutiérrez. En principio, como alguna vez lo pontifico Tito Reséndez Treviño en su condición de expresidente Municipal: para gobernar a la capital, dijo, es necesario, determinante, que quien tenga esa tarea sea amigo del gobernador en turno. Y efectivamente, así sucedió con Miguel y Arturo, que lo fueron de Eugenio en tanto que Alejandro lo fue de Egidio Torre Cantú.


Esa primera condición, en este caso, no la reúne Óscar Almaraz Smer. No la reúne, en principio, porque Almaraz tiene el cobijo del Partido Revolucionario Institucional en tanto que el gobernador (Francisco Javier García Cabeza de Vaca) lo es del Partido Acción Nacional. Diametralmente opuestos en ideología, en plataforma político-electoral… aunque, eso sí, coincidentes en un pragmatismo político.


Y el caso de Óscar Almaraz se torna aún más complicado por otra razón: el descuido y destrozo en que esta la capital es tanta que, uno no se explica, porque sus antecesores, digamos los que hemos mencionado, con todo y que fueron amigos del gobernador en turno, no fueron capaces de darle a la capital un rostro de más y mejor desarrollo, de mayor competitividad, como de paz y tranquilidad social.


Si el Presidente  teniendo como amigo al gobernador en turno, no logro metas cuantitativas y cualitativas de superación y desarrollo, como pensar, si, que quien tiene en su patio a un enemigo partidista puede lograrlo. Y es que, eso de que el gobernador gobierna para todos; o de que, ya hable con el gobernador y vamos a trabajar juntos, no pasa de ser simple retorica: en el quehacer de gobernar, lo que cuenta, son los hechos y no las promesas o simple palabrería.


Para darnos una idea de cómo está la capital, basta mencionar que en el presupuesto federal se pide asignar recursos a 60 localidades con pobreza urbana, entre ellas Cd. Victoria. En ellas se identifican Áreas Geoestadísticas Básicas Urbanas; cada una agrupa de 25 a 50 manzanas. Y en este caso, solo en Victoria se ubican a 40 AGEBS, lo que da una idea de la magnitud o el grado de pobreza urbana… muy distinta, digamos, a la pobreza extrema o de grupos vulnerables.


La mejor prueba de que la capital no tendrá, digamos, la atención que merece de parte del próximo gobierno estatal, está en lo que se ha filtrado a los medios de comunicación de parte del equipo de transición: 1) La descentralización de la administración pública, llevándose la matriz de Desarrollo Económico, Desarrollo Agropecuario, de Turismo, de Trabajo, entre otras, a otras ciudades; y, 2) A que Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hará un gobierno itinerante, es decir, ni siquiera va a despachar en la capital.


Creo que Óscar, para hacer un buen papel, necesitara, algo más que talento y si buena suerte.


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