Arcenio Ortega Lozano es diputado del PT y Presidente de
la Comisión de los Derechos Humanos ante los reporteros reconoció, acepto, que
los funcionarios de la Secretaria de Seguridad Publica como de la Procuraduría,
desdeñan, que no hacen caso, a las recomendaciones que la Comisión de los
Derechos Humanos emite en contra de su proceder.
Su aseveración es, digamos, una más de las voces
ciudadanas que en más de una ocasión han pregonado, insistido, que la Comisión
de los Derechos Humanos es, casi casi, un elefante blanco. Y es que, desde su
fundación, solo conocemos los reportes (informes, dicen) que hasta publican en
los medios de comunicación. Pero no hemos conocido, digamos, un reporte que
levante ámpula, que deje huella de su quehacer y actuación.
El mismo diputado, confesión de parte pues, hace notar en
donde está la falla: un vacío legislativo que prevalece con respecto a obligar
por ley a rendir cuentas de las violaciones de los derechos humanos por
instituciones públicas. Hay muchas quejas, mas recomendaciones, pero de estas
últimas, no hay resultados practicas… porque las autoridades involucradas, como
quien dicen, tiran a lucas a la Comisión respectiva.
Así, con esto, se justifica incluso hasta la inactividad
de Jose Martín García Martínez. El bien que sabe, si, que no puede ir más allá
de hacer una recomendación: no tiene, digamos, dientes, para castigar al
culpable de la violación de los derechos humanos. El culpable, de que esto
suceda, son los mismos diputados: que aprueban leyes a modo –que les manda el
Ejecutivo-, y en su estudio, análisis y debate no buscan ir más allá.
Son culpables, digamos, los diputados por omisión: porque
al estudiar una ley, no investigan, no hacen estudios comparativos, para hacer
de las propuestas de ley, mejores herramientas que puedan rendir mejores
resultados en la realidad. Cosa similar sucede con el ITAIT: las dependencias
encargadas de entregar la información se hacen pato, dejan pasar los días y
entregan, cuando lo hacen, información sesgada o incompleta.
DESLUCIDOS INFORMES MUNICIPALES.
En días pasados los alcaldes tamaulipecos rindieron su
Informe de Gobierno. Hacerlo es una obligación constitucional. Hay que hacer
notar que, entre el primero y el tercer informe, hay mucha diferencia. Lo
notamos aquí mismo, en la capital: Alejandro Etienne rindió su primer informe
en el Teatro Amalia González Caballero de Castillo Ledón, a todo lujo; el
tercero, que le toco rendir a Fernando Méndez Cantú, fue en el patio de la
Presidencia Municipal, bajo un toldo y con sillas plegadizas.
Y en los otros municipios no cantaron mal las rancheras.
Por ejemplo, en municipios como San
Carlos y Bustamante, hubo un total desprecio de los habitantes que no
asistieron. En San Carlos, por ejemplo, lo entraron al recinto los que estaban
invitados, previo cotejo de una lista; en Bustamante, ni los regidores
asistieron. Por ese mismo tono, fue el de Padilla. Dicen que solo Lorenzo
Morales, en Güemes se salvó: porque organizo rifas y entrego un sinnúmero de
regalos, tuvo, como quien dice, el campo lleno.
COMIDA AZUL.
Ya faltan menos días para que los vientos de cambio estén
en Tamaulipas. Ya se difundió, por ejemplo, que la Toma de Posesión será en el
Recinto Legislativo, en la casa del pueblo. Eso, obvio, habla bien del
gobernador electo. Y para rematar, también se cuenta, habrá una comida
aproximadamente para 4000 personas en el Polyforum…Por cierto, la contralora
Gilda Cavazos se escuda en el protocolo para la transición y niega que se
esconda la información. Esa, dice, la tendrán el 30 de septiembre, completa.
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