sábado, 17 de septiembre de 2016

EL GRITO: ¿Y LA INDEPENDENCIA?

He leído con interés algunas crónicas, comentarios y reflexiones en torno a la Ceremonia del Grito de Independencia. Obvio, cada quien piensa y actúa como quiere, pero hay una realidad insoslayable: el evento es, hasta la fecha, uno de los pocos que logra aglutinar a miles y miles de mexicanos y gritar, al mismo tiempo que el gobernante, “Viva México…”


Este año no fue la excepción. Quienes no fuimos al grito, logramos ver por la televisión, como el evento se desarrolló en las ciudades mexicanas, así como en  el extranjero, incluso hasta en España. De ahí es de donde nace la pregunta, ¿Qué significa el Grito para los mexicanos? Y la primera respuesta, una identificación de mexicanidad… porque es el evento, de mayor realce, que permite disfrutar una alegría y da margen para la convivencia.


Hoy gracias a las redes sociales logramos enterarnos, por ejemplo, que en muchos hogares se organiza la Noche Mexicana, incluso el viernes, una amiga repartió invitaciones a sus amigos para estar presentes en una fiesta, Noche Mexicana: no es su cumpleaños… es solo aprovechar la ocasión para recordar que somos mexicanos… y, además, debe recordarnos otro tipo de sentimientos y propósitos.


Por ejemplo, en la arenga del Padre Miguel Hidalgo, incluyo las palabras: “Muera el mal gobierno”. Y lo hizo, precisamente, porque el movimiento de independencia tenía ese propósito. Dar muerte a un mal gobierno… Y hoy en día, sin la menor duda, hay por aquí y por allá, más de un mal gobierno. La derrota del PRI en las últimas elecciones, dicen, fue por el hartazgo y el mal gobierno.


Por otra parte, me pregunto, una celebración es buena, es útil, cuando refresca la memoria y, obvio, nos hace recordar los motivos que dieron vida al suceso, en este caso, al movimiento de independencia. Y nos preguntamos: ¿Dónde está la Independencia? ¿Somos libres, soberanos e independientes? La respuesta, obvio, es que no. Los hechos, de ayer y los de hoy, lo confirman.


No somos independientes. No hay, en el capitalismo moderno, Estados independientes; los hay, si, estados dependientes, y México es uno de ellos. No somos independientes en lo comercial, dependemos como en el 80% de los Estados Unidos; no somos independientes, científica y tecnológicamente, porque no hemos sido capaces de crear y ciencia y tecnologías propias; y no lo somos, económicamente, porque le debemos a medio mundo.


Por esa condición de país dependiente, subordinado, es que aparecen sujetos como Donald Trump; que se ha empeñado en ofender, injuriar, a despotricar, en contra de los mexicanos. Nos considera de una clase inferior y no quiere que en su país haya mexicanos y por eso hasta amenaza con construir un muro y que, además, dice que lo van a pagar los mexicanos.


México es menos independiente que ha perdido, incluso, su condición de líder en América Latina; aquella política de no agresión, ya es parte de los recuerdos y la retórica política. Y es consecuencia, obvio, de los cambios de timón en la política exterior y de la disminución gradual, a veces rápido en otras lenta, de la capacidad de liderazgo en los gobernantes mexicanos.


México es, al interior, un país que hoy goza de un Presidente a quien se le escurre entre las  manos la cohesión nacional, ha perdido la confianza de los mexicanos, por eso, en el grito, hubo rechiflas; por eso, en los memes, se ridiculiza, se ironiza, sobre la figura y el comportamiento presidencial. México necesita, sin la menor duda, una sacudida, un grito más de independencia, pero de los malos gobiernos.


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