Hace buen número de años leí “El Príncipe”, un libro que
escribió Nicolás Maquiavelo hace varios siglos de años. En él, en una parte,
derivada de una observación histórica hace notar que hay varias formas de
obtener el poder: por las armas propias, de la de otros (mercenarios) y agrega
que, también, se obtiene por la suerte. Aquí es donde hoy me quiero detener,
porque en verdad hay políticos y no políticos con mucha suerte política.
¿Cómo puede un político triunfar? En más de una ocasión
he escuchado a políticos, como Antonio Martínez Torres, decir que en política
no entras, te meten; no te sales, te sacan. La expresión va en relación a que
cuando uno u otra llegan a la política, es porque responden a intereses de un
grupo o camarilla y que, sin ese apoyo o puchon, no llegas a ningún lado.
Ejemplos, hay muchos en la historia política.
GORDILLO Y SALINAS.
En el SNTE la historia medio mundo la conoce. Carlos
Jongitud Barrios llego al poder mediante, digamos, un golpe sindical. La
historia del SNTE marca verdaderas luchas por el poder sindical. Que Jesús
Robles estableció una especie de cacicazgo; y que en los 70 Carlos Olmo es el
líder y después de una constante lucha, llega al poder en el 74 Carlos Jongitud
Barrios, que se convierte en un cacique sindical.
Carlos Salinas de Gortari intento destruir a sindicalismo
en general. A Joaquín Hernández Galicia lo metió a prisión, el bazucazo del 10
de enero en Cd. Madero. Y a Carlos Jongitud, siendo senador de la Republica, lo
llamo a dialogar y dejo el camino libre para entronizar a Elba Esther Gordillo:
quien duro hasta 24 años en el poder, hasta que Enrique Peña Nieto le preparo
la tumba política. Se le acabo la suerte.
LA SUERTE POLITICA EN TAMAULIPAS.
Hay varios nombres de gobernantes que llegaron a la
política por la suerte. Gerardo Ramírez Alcalá, por ejemplo, era estudiante de
Derecho, transito meritorio y en ratos le ayudaba Bruno del Rio con la maleta.
Eran tiempos de elecciones y en Soto La Marina los dos grupos no se ponían de
acuerdo: llegado el momento Bruno les dijo: como no se ponen de acuerdo, el
candidato será Gerardo… tienen tres años para ponerse de acuerdo con el próximo
candidato. Fue el único e importante cargo público que Gerardo ocupo.
Jorge Quintero García fue diputado local y quiso ser
alcalde de Victoria. Compitió con Ramón Durón Ruiz. Quintero García trabajaba
en San Luis Potosí, era un burócrata más y regreso a Tamaulipas para ser
diputado local. Todo porque era uno de los amigos más queridos de Américo
Villarreal. Sin esta condición, obvio, Quintero hubiera seguido en San Luis Potosí,
adquiriendo más experiencia como técnico del agua.
ARTURO Y EGIDIO.
Emblemáticos ejemplos de la suerte política son Arturo
Diez Gutiérrez y Egidio Torre Cantú. El primero, de ser un empresario, fue el
recaudar dinero para la campaña gubernamental de Eugenio Hernández Flores; y,
se entiende, el pago fue hacerlo alcalde capitalino. Ni antes ni después ocupo
un cargo público. Como llego, se fue. Nunca tuvo madera para ser político,
decían en las colonias, ni bailar sabia.
Y el caso de Egidio Torre Cantú es aún más emblemático de
la suerte política. Fue regidor con Enrique Cárdenas de Avellano, no el
suplente, pero el fiel de la balanza determino que fuera alcalde capitalino. Y
diez años después, el artero asesinato de su hermano Rodolfo, lo coloco como
candidato –sin aparecer en las boletas electorales- a gobernador. Gobernó y la
percepción es que no tenía experiencia como negociador político; menos, el
carisma y la empatía para ganarse el afecto de los tamaulipecos.
Comentarios:
No hay comentarios:
Publicar un comentario