martes, 23 de septiembre de 2014

LOS LIBERALES Y LA POLITICA.

El sábado pasado tuve la oportunidad de ser testigo de un evento extraordinario: Luis Castillo Treviño, como líder estatal de la Asociación Civica Liberal en Tamaulipas, estuvo  en Victoria; organizo y sanciono el evento donde se eligió a la nueva mesa directiva en la filial municipal. Extraordinario, digo, porque hacía tiempo que no veía reunidos a tantos liberales.


No los veo, por ejemplo, en las tenidas o aniversarios de algunas organizaciones masónicas. ¿Qué hizo la diferencia? Parece mentira, pero fue la política: la Asociación Cívica Liberas es, digamos, la vía a través de la cual los liberales tienen una participación política, en este caso, se hace en los dominios del Partido Revolucionario Institucional y no conozco, a la fecha, alguna otra organización liberal que este afiliada a otro partido político.


El reto del nuevo líder municipal Elmer Silva es sacar, a dicha asociación de la modorra política, de la pasividad, del dejar hacer dejar pasar; dicho en otras palabras, hacer que deje de ser un simple membrete que, en la práctica, toma vida cuando hay elecciones de sus dirigentes. El mejor ejemplo de ese inmovilismo lo dio el líder saliente: presumió, únicamente, que los varios años que estuvo de líder organizo dos conferencias…el resto, fue pontificar sobre los valores y principios de la vida masónica.


Fue extraordinario el evento, además, por otra razón: hubo competencia electoral. Están acostumbrados a que se siguen la línea que marquen, vaya pues, los líderes estatales o quienes pretenden convertirse en “gurus” de la política liberal: por eso, en la práctica, las elecciones se convierte en un escenario con dos contextos: si quienes han sido líderes logran consenso, hay candidato de unidad; en caso contrario, es como si midieran fuerzas


Luis Castillo Treviño, al iniciar el proceso electoral, puntualizo sobre la convocatoria, el nombramiento de escrutadores y de la necesidad de comportarse a la altura de las circunstancias. Su llamado me dio la impresión de ser una especie de coscorrón, para el orden y no hubiera chanchullos o reclamos. Se noto, en serio, la participación de los liberales, fueron pasando por agrupación y ahí fue posible, entonces, observar la mayor o menor participación de cada una organización.

La diferencia de votos fue mínima, por solo 7 votos. Lo que implica, por lógica, que prácticamente quien gano tiene una mayoría simple. Eso lo obliga, sin la menor duda, a trabajar; a demostrar en los hechos que tiene capacidad de liderazgo, que va a cumplir con su encomienda y que va a posicionar a la asociación en las actividades políticas partidistas. Que sea un membrete con acción, con trabajo.


Toda agrupación, sea social o política, vale por su trabajo; con él es como construye, por ejemplo, una imagen pública. Mas si es dedicada a la política, cuya vocación tiene que ser inevitablemente caracterizarse por una capacidad de servir… que además están implícitos en la naturaleza de las organizaciones liberales. Y no me dejaran mentir, pero en la práctica a la Asociación Cívica Liberal, sea estatal o municipal, no se le conoce en el contexto político. Es tiempo de dar la cara por los principios que se enarbolan.


El hecho de que Luis Castillo Treviño, como nuevo líder estatal de la ACL, haya estado en Victoria tiene un significado: que entiende el reto y que la única manera de avanzar y construir un escenario de participación, es renovando las filiales municipales, ponerlas a trabajar. Y es que, quien fue el antecesor de Luis, postergo una y otra vez lanzar la convocatoria, tenía miedo de perder poder e influencia.

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