A Mercedes Guillen Vicente, mejor
conocida como “Paloma”, la conocí en la época de Emilio Martínez Manautou,
cuando fue diputada local por primera vez. Desde entonces, de eso, hace ya más
de 30 años, su carrera política ha sido intensa; brillante en momentos, de bajo
perfil en otros, pero prácticamente no ha cometido el error de vivir fuera del
presupuesto, como diría el “Tlacuache Garizurieta”.
No puede, entonces, tildarse de
inexperta a quien a ocupado cargos en la administración pública federal y
estatal, que ha sido diputada local, diputada federal como en cargos
partidistas. Está bien curtida, por eso, no sorprende que a primeras de cambio,
casi a propuesta de ella, se diga lista para debatir con los 10 candidatos que
le disputan la diputación federal en Tampico.
Sorprende, por una sencilla razón:
los priistas, de antes y de hoy, siempre le han sacado la vuelta a los debates
políticos. El argumento es que debaten con la sociedad, cada vez que recorren
una colonia, que van a un evento con sindicalistas. Que el dialogo que hacen
con la sociedad es suficiente, porque se escucha peticiones y necesidades y se
hace ofrecimiento de gestiones o de propuestas legislativas.
¿Por qué no han participado, por
iniciativa propia o a propuesta de adversarios, en debates políticos? Por que parten de una base, de un argumento:
al estar mejor posicionado, con un debate se corre el riesgo de perder terreno.
Al menos eso se ha evidenciado con los debates presidenciales en México: Fox se
fortaleció con un debate; AMLO, perdió terreno por no participar en uno.
¿Qué pensar, luego entonces, cuando
Paloma se muere, propicia, casi exige, que se desarrolle un debate? ¿Debemos
pensar que regresar, después de muchos años a su tierra, la coloca en
desventaja? ¿Qué la militancia partidista, la sociedad, no se acuerda de sus
logros políticos? ¿Qué el gobierno municipal de Gustavo Torres no es buen
referente para obtener votos? ¿Qué la estructura del partido, su voto duro, no
le garantiza el triunfo?
Paloma se está jugando una
expectativa futurista: si pierde, no creo que se le dificulte encontrar una
coyuntura para regresar al presupuesto público; pero si gana, su posición se
fortalece y luego entonces logra su inclusión para la contienda política del
2016. Si, por sus relaciones en el centro, por sus meritos dentro del equipo de
EPN, puede abrazar la expectativa de ser la candidata del PRI a la gubernatura.
Dice Paloma: “Me interesa el debate
con los diez candidatos, que se incluya a todos los partidos políticos y no
sólo con uno, para mostrar a la sociedad lo que hacemos día con día y dar a
conocer las propuestas reales”. ¿Qué hace Paloma, entonces, cuando recorre su
distrito, conversa y dialoga con sus potenciales electores? No creo que les
cuente chistes.
Tiene una ventaja Paloma en su
disposición al debate: hoy en día, con los avances de la praxis democrática, la
propia autoridad electoral (INE) tiene obligación de organizar debates. Por
eso, la postura de Paloma, de estar a la espera de los lineamientos que marque
el INE para que, dice, se desarrolle “este ejercicio democrático”. Tarde o
temprano tendrá, sin la menor duda, la oportunidad.
Para que demuestre de que madera
está hecha.
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