Este viernes, en conferencia de prensa, Ramiro Ramos Salinas
dio los pormenores de la Ley Anticorrupcion; e hizo notar que para el miércoles
de la otra semana se agenda que el Tamaulipas, su Congreso Local, apruebe la
minuta que enviara el Senado de la Republica. Y como líder de los Legisladores
Locales, conmina, invita pues, a que se haga lo mismo en las otras entidades.
La Ley Anticorrupcion en términos formales –reales no
sabemos- causa expectativa. Y no es para menos, nadie soslaya que en México la
corrupción es campeona; a tal grado que, por ejemplo, en un índice global de
impunidad México aparece en el segundo lugar de 59 países (http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/mexico-ocupa-lugar-2-de-59-en-paises-con-mayor-impunidad-1093774.html
). De que hay corrupción la hay, al grado que al impulsar la Ley, el Gobierno
reconoce explícitamente su presencia.
¿Por qué es más de lo mismo la Ley Anticorrupción? Porque se
han creado leyes y hasta organismos para combatir otros vicios, como la
violación a los derechos humanos; como la opacidad de los servidores públicos
(Ley de Acceso y Transparencia de la Información). Cuando se creó la Contraloría
(hoy función pública), en tiempos de Miguel de la Madrid, pensamos que
terminaría con la corrupción gubernamental: siguieron y por lo que se ve, no
hay forma de liquidarlos.
Y es que, la corrupción era tanta, que dio lugar a cuentos o
chascarrillos: llegaron con las manos en las bolsas, ahora salen con las bolsas
en las manos; o que, yo no pido que me den, solo que me pongan donde hay, que
yo mismo me encargo; o el caso del policía judicial que a 5 meses de trabajar
le dicen: oye, no hay ido a cobrar y responde: ¿Cómo? ¡También pagan! Vivía, se
enriquecía, de las extorsiones y de lo que caía de vez en cuando.
La corrupción no es de ayer ni de antier. Es parte de una
cultura, por eso en la historia política se recuerda que Carlos Alberto
Madrazo, cuando fue gobernador de su Estado, recomendó a su gabinete: que nada
de sacarse la lotería o de recibir herencias.
Y es que, así se las gastaban: robaban y robaban, y ante el
cuestionamiento, la forma de justificar era explicar que se habían sacado la
lotería o habían recibido una herencia de su abuelito.
Con la nueva Ley, explico Ramiro Salinas, se contempla mayor
transparencia en cuanto a la rendición de cuentas y seguimiento al ejercicio
del gasto público. Se contemplan cambios estructurales, legales necesarios,
para no dejar huecos que faciliten el uso indebido de los recursos públicos.
Vigilar y sancionar, serán nuevas tareas y atribuciones. En pocas palabras,
habrá más burocracia, más procedimientos, mas controles administrativos y
técnicos.
Las expectativas de la Ley Anticorrupción son formales: más
leyes, más aparato burocrático, más controles administrativos preventivos. No
son expectativas reales porque el pueblo mexicano si de algo está vacunado, es
de las leyes que hace el gobierno y que a la postre no hace nada por cumplir:
es retorica política gubernamental.
Y en el presente gobierno de EPN si bien es cierto que se
han dado reformas estructurales, al paso del tiempo nos hemos dado cuenta que
no fueron tan revolucionarias como se pensé o pregono. El conservadurismo y el
retroceso, el centralismo del poder y las decisiones, van en contra de toda
reforma progresista, reformatoria o revolucionaria. El estado de cosas
presente, de gobiernos fallidos, de rezagos sociales, son consecuencia de la
corrupción, evidente en contexto y niveles inimaginables.
Contacto:
Bloggs: http://meligue.blogspot.mx/
Twtter:
@melitonguevara
No hay comentarios:
Publicar un comentario