No es mi intención, amable lector, lastimar su casta
mente. Reproduzco, sencillamente, el texto de un candidato a gobernador, como
una forma de ilustrar la oferta política que están recibiendo los tamaulipecos
para dirigir su voto hacia uno u otro candidato a gobernador. En realidad,
puedo asegurarlo, no hay propuestas firmes, viables y contundentes, como para
decir que ya tienen en la bolsa al elector.
A estas alturas un ciudadano medianamente informado ya
tiene, digamos, una idea de quien es cada quien rumbo a las elecciones; en la precampaña
y ahora en la campaña, la propaganda negra ha sido, si no eficaz, si copiosa de
tal forma que ya solo nos falta enterarnos de que va a morir cada candidato.
Directamente en el debate los candidatos se dijeron de todo, se acusaron y
hasta reviraron.
El hecho real, formal, es que vivimos un proceso
electoral inédito: porque ahora los candidatos no se esconden en la propaganda
negra para desprestigiar al contrario; y, sin embargo, en teoría, cada
candidato debe ofrecer a la ciudadanía un conjunto de ofertas, susceptible de
mover la conciencia cívica del elector: para que decida por quien votar al
emitir su voto.
La expresión “Mas cabrón, que guapo” es de Gustavo Cárdenas,
el candidato del Movimiento Ciudadano”. Y el, en su oferta más consistente, es
que va a barrer a los corruptos, los va a sacar del gobierno. El resto, son
promesas similares a las de sus homólogos: combatir la inseguridad, crear
empleo, apoyar a los jóvenes, a las familias, etc. Ya no impresiona ni impacta
como en otras elecciones.
El problema más grave es el de la inseguridad. Todos
dicen que van a acabar con ella. El candidato del PRI, Baltazar Hinojosa Ochoa,
ofrece como promesa que el si va a hacer bien las cosas. Por eso su slogan de
Por el bien de Tamaulipas. Se proclama, a todas luces, como el mesías, listo y
dispuesto a lograr lo que Eugenio Hernández Flores y ahora Egidio Torre Cantú
no lograron: acabar con la inseguridad y, como solución, ofrece la policía de
proximidad. Obvio, prometer no empobrece.
Francisco García Cabeza de Vaca, el candidato del PAN,
tiene como slogan de campaña “Vientos de cambios”, con el refuerzo de frases
llamativas como “Ni me vendo, ni me doblo”. Y su oferta es cambiar, que ya no
habrá corrupción y menos impunidad… con todo y que, la imagen que más se
perfila sobre su persona, es precisamente esa, de corrupción. No tiene,
digamos, autoridad moral para hablar de honestidad y de responsabilidad.
Francisco Chavira, el candidato independiente, basa su
oferta política en que los jóvenes, las mujeres, los hombres, sean independientes;
que esa fuerza, unida, puede lograr el cambio. Se siente, el Bronco de
Tamaulipas. En realidad Chavira es conocido por su anterior militancia
perredista, por uno que otro escandalo. Y si bien es cierto, que va a obtener
votos, no logra sacar de la “modorra” a los tamaulipecos, no al menos como lo
hizo el Bronco en Nuevo León.
Con esa oferta política, de partidos y candidatos, uno
todavía se pregunta: ¿Por qué los ciudadanos no salen a votar? Y es que, si
hacemos memoria, en la última elección voto menos del 50%. ¿Por quién votara el
tamaulipeco? Por quien ofrece hacer bien las cosas; por el que es más cabrón
que guapo; por el que no se dobla, dice, ni se vende; o por el que pregona la
independencia.
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