De un tiempo acá, en las redes sociales, se difunde
información que trata de advertir sobre una privatización tanto del ISSSTE como
del IMSS, es decir, la salud pública. Y una y otra vez, las instituciones
referidas, replican que no, que no hay nada de eso. Sin embargo, en la práctica,
se está privatizando: ante los males y la insuficiencia de médicos, equipo y
medicinas de la salud pública, el derechohabiente en la práctica tiene dos
opciones: morir en salud pública o acudir ante la medicina privada.
En el caso de Tamaulipas, desde que inicio el presente
sexenio, los problemas de salud se han incrementado: los especialistas se
fueron, porque les quitaron las compensaciones; no hay medicinas, porque
cambiaron a los proveedores y no han respondido como debe. A ello se agregan
los elementos climatológicos que inciden más y más en la salud de los
tamaulipecos.
LA AUTODEFENSA PÚBLICA.
Cada vez que uno lee, o hace referencia, a un reporte
periodístico tenemos una realidad: los males y las insuficiencias en la mayor
parte de los centros médicos son cada vez más; se habla de que hay, por decir,
indolencia e irresponsabilidad desde el personal burocrático hasta de los médicos
y enfermeras… y claro, las denuncias de familiares afectados, están a la orden
del día.
Ante esto, directivos y médicos, por lo regular tienen
una respuesta justificativa: que son tantos, tantos si, los derechohabientes,
que es imposible que se les brinde una atención correcta, adecuada; y en
relación con las medicinas, con justa razón se defienden los médicos, solo
pueden recetar lo que está en el cuadro de medicinas; y este, gradualmente, va
disminuyendo en razón presupuestal.
INSUFICIENCIAS Y BUROCRATISMO.
Conocí hace días el caso de un profesor. Es
derechohabiente del ISSSTE y la última vez que lo vi fue, hace tres semanas; su
semblante ya indicaba que algo andaba mal en su salud. Así que, en días
posteriores, me entere que estaba internado en el ISSSTE, en la clínica local
de la capital tamaulipeca con un diagnóstico de “anemia megaloblastica”. Uno no
entiende esos términos, solo que está enfermo y que deseamos que se alivie.
El gran problema es que, ahí en el ISSSTE, no tienen
especialistas: no tienen hematólogos. Si hay en el Hospital Regional de Alta
Especialidad, hay dos y hasta el nombre consiguieron. Resulta que el ISSSTE lo
puede enviar ahí, porque hay convenio; sin embargo, el obstáculo es que hay un
adeudo y, por esa razón, no lo envían. No lo aceptan, dicen. El estado de la
cuestión es que: a) Están solicitando al ISSSTE en Nuevo León que lo acepte; b)
En tanto hay respuesta, lo dieron de alta, lo mandaron a su casa.
CRIMEN BUROCRATICO.
Lo que sucede con el profesor no es un caso aislado.
Basta hacer una revisión periodística, quizá de un mes, y será suficiente para
encontrar evidencias de otros hechos similares: familiares que se quejan, de
que fueron a uno u otro hospital: a) Que no los atendieron; b) que no les hacen
el estudio mínimo, les dan medicinas y hasta incapacidad; c) Que ante un dolor,
les dan un calmante y los mandan a casa, ante la persistencia del dolor,
resulta que el diagnóstico es equivocado y hasta es necesario operar… en una
clínica particular; d) Incluso, para no atender al alguien, la excusa es que no
hay médico.
Tan mal andan los centros médicos de Tamaulipas que ya la
Secretaria de Salud reporta que han fallecido 4 niños por males respiratorios.
Por ese tipo de males hay 15 mil 833 y de ellos, tan solo en Victoria hay 3 mil
84 afectados… Y a estas alturas ya no se puede cargar la culpa a los del
sexenio anterior, menos a que la titular de Salud no cumple el perfil mínimo
para el cargo: no hay, pues, disculpas… hay quienes, familias y ciudadanos, ya
perdieron la fe en la salud pública.
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