Con motivo de las elecciones del Estado de México, así
como las que habrá en el 2018, es imposible dejar a un lado el tema electoral,
los partidos políticos, la ciudadanía y los desertores políticos. En realidad,
todos estos temas, pueden fácilmente insertarse en solo una: la cultura
política que prevalece en el país y el comportamiento de la ciudadanía que ha
sido, mayoritariamente, indiferente a los problemas políticos.
En principio hay una afirmación que no tiene la menor
duda: no hay condiciones para que la ciudadanía ejerza cien por ciento sus
derechos; una, en razón a que no esta acostumbrado a hacerlo; y, dos, que el
propio gobierno trata de inhibirlo con sus prácticas dilatorias y las múltiples
trabas burocráticas.
ANALFABETISMO POLITICO.
Hace muchos años se reconoció, acepto pues, que había un
fracaso escolar; en palabras llanas, que la población en México tiene una
formación deficiente. Y hace poco, Aurelio Nuño, el Secretario de Educación,
presento la nueva reforma educativa con el propósito esencial de “aprender a
aprender”. Es decir, por lo que se ve, es como enseñar a leer, a escribir… ese
es el grado de nuestro sistema educativo.
Si los mexicanos, los ciudadanos, no conocen sus derechos
cívicos y políticos difícilmente puede ejercerlos. Y en todo caso, cuando los
conoce, los partidos políticos y hasta los tribunales se hacen de la vista
gorda o solo tuercen más el proceso: porque eso es, sin la menor duda, lo que está
sucediendo en el PRI, con el proceso de renovación de la dirigencia estatal y
los reclamos de Enrique Cárdenas del Avellano.
LOS CIUDADANOS Y EL PODER DEL VOTO.
Los ciudadanos no han entendido, a cabalidad, el valor de
su voto. Muchos, pero muchos, usan la credencial para votar solo como una
identificación. Basta observar como en mas de un proceso electoral no vota ni
la mitad del padrón; lo que significa, en plata limpia, que el alcalde o
gobernador es electo por una minoría, que esa minoría que va y vota, decide por
los ausentes. ¿Son indiferentes o irresponsables? El caso es sencillo: no
votan, otros deciden por ellos.
Por eso se complica entender las encuestas políticos
electorales. Por ejemplo, muchos dicen que nunca, si, nunca le darían su voto a
uno u otro partido; otros, de plano, se muestran como voto duro; pero los hay
que, abiertamente, dicen que no saben por quién va a votar o que no lo hará.
Los ciudadanos no quieren, o no pueden aprender, que su voto es lo que puede
hacer la diferencia.
INDEPENDIENTES NYLON.
De pronto, por lo que sucedió en Nuevo León, hubo quienes
pensaron que había un despertar de la ciudadanía: y es que, buenos triunfos
habían obtenido los candidatos independientes. Y hubo en Tamaulipas, en la
elección pasada, independientes, sin convicción: porque en la recta final del
proceso electoral declinaron en los hechos en favor de un partido político. No
eran, pues, independientes. Así, con esa actitud, poco o nada puede creer la
ciudadanía en los candidatos independientes.
¿Por qué no despierta la ciudadanía? Una razón, sin duda,
es su analfabetismo político; otra, en cierta medida, su pobreza social y económica;
por eso se han convertido en clientes electorales de los partidos políticos,
que les dan u ofrecen despensas, beneficios y prerrogativas a cambio de votos. Los partidos, pues, impiden el desarrollo de una
cultura política progresista.
DESERTORES POLITICOS.
La tendencia mediática, y por las encuestas, va en el
sentido de que MORENA, es decir, AMLO, ganara las próximas elecciones
federales. Hay, sin embargo, hay un detalle que no debemos perder de vista:
está creciendo a costa de desertores de otros partidos; incluso, AMLO, tiene
abiertas las puertas de MORENA para todo el que se anime a cruzarlas… hasta
aquellos que, decía, eran cómplices de la mafia del poder. Por eso, Rafael
Rodríguez Segura, otro líder del PRD en Tamaulipas, hace notar: los desertores
no son de fiar.
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