El gobierno de Egidio Torre Cantú organizo un emotivo homenaje para José Suleiman: su merito, ampliamente reconocido, fue el ser una especie de padrino del boxeo, puesto que por años fue el dirigente mundial de una organización boxística. Victoria ha sido prodiga con su hijo, puesto que ya una calle lleva su nombre –distinción en vida-, y ahora con el homenaje los victorenses se dieron gusto tomándose fotos con glorias del deporte de los puños.
En un ambiente cordial, en charla de sobremesa, de pronto se escucho una pregunta: ¿Qué hizo Suleiman por Victoria?, como para que la ciudad este agradecida con él y le prodigo reconocimientos. En realidad, no hizo nada… un día organizo una pelea internacional, pero ahí nada. Sin embargo, debe quedar claro que el homenaje tiene un sentido: fue un victorense que trascendió las fronteras de la ciudad, de Tamaulipas y de México. Y creo que hace bien Egidio Torre Cantú en hacer ese tipo de homenajes.
Como también, obvio, se ve bien que Alejandro Etienne haga reconocimientos, como el que recientemente le hizo a Carlos Adrian Avilés: en el Club Miércoles de Alitas, este tema de los reconocimientos ha sido polémico. Por ejemplo, día dijo Oscar Jiménez: que sean Victorenses y la cuestión es que muchos, de plano, vivimos aquí pero somos nativos de otro lugar.
Ahí se recordó, por ejemplo, que Carlos Adrian Avilés no era victorense de nacimiento.
En fin, el detalle es que con esos de los reconocimientos, el pueblo –sus gobernantes-, demuestran que tienen memoria. Que recuerda como fueron sus gobernantes. Y la memoria del pueblo no olvida que Arturo Diez Gutiérrez no cumplió a cabalidad con su chamba de gobernante; incluso, recuerda, el caso de la deuda de fin de trienio y de cómo dejo a la ciudad: en condiciones deplorables por donde se le viera. Y sucede que, apareció en el homenaje a Suleiman: no deje deudas y quiero ser candidato a diputado, dijo a los reporteros.
Las palabras de Arturo, sus declaraciones, solo nos llevan a un punto: cree que el pueblo no tiene memoria y, además, se muestran como una persona sin vergüenza. Políticos, lideres, como el caso de Arturo son los que hacen daño al partido que los postula como candidatos. Recuerden, eso sucedió también en Tampico con Oscar Pérez Iguanzo. En Tampico, recuérdese, el siguiente trienio fue gobernador por el PAN… el PRI mordió el polvo.
El o los gobernantes son recordados por el o los pueblos en la medida que sus decisiones y acciones les dieron beneficios.
Los victorenses, por ejemplo, recuerdan a Emilio Martínez Manautou por el Centro Cultural; Américo Villarreal por el acueducto de la presa Vicente Guerrero a la capital; a Eugenio Hernández Flores por, entro otras cosas, el recinto ferial. La cuestión es que resuelven problemas añejos: como las carreteras que hizo Cavazos Lerma para Bustamante y Miquihuana.
Uno de los principales problemas de los gobiernos es su capacidad para legitimarse con sus obras y acciones.
Problema que aparece, o se pone de evidencia, en la relación que se da entre lo que se difunde, como promesas de gobierno, y los hechos reales. La comunicación social, el marketing gubernamental, tiene que tener congruencia con los hechos: es la única manera de como se construye una memoria histórica congruente.
Comentarios: meligue@prodigy.net.mx
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