Como es tradición, el gobernador Egidio Torre Cantú estuvo
en el Informe Rectoral de Enrique Etienne Pérez del Rio. Y ahí, el gobernador
declaro que la UAT es nuestro orgullo; quiero pensar que, no solo de el, sino
de todo Tamaulipas. Sin embargo, quien si puede decir, a plenitud, que es su
orgullo, es precisamente el rector Enrique Etienne. Como diría un exgobernador,
bien que sabe porque.
Enrique conoce a plenitud las entrañas de la Universidad
porque, como otrora primer director de la Facultad de Comercio, como quien
dice, la vio nacer y además vio como fue evolucionado, como vivió y fue
resolviendo uno que otro problema, característico quizá de unos y otros
rectorados. Por eso, cuando se convirtió en rector, ofreció cambiarla,
transformarla, quitarle uno que otro de sus vicios.
Ya lleva dos años y presume una serie de logros: la
acreditación internacional de 14 programas educativos; acreditación nacional
del 90% de las licenciaturas; Premio GulfGuardián, que otorga la Agencia
Ambiental de los Estados Unidos; el Premio Internacional de Excelencia
Geoespacial; así como en reconocimiento de Microsoft a la plataforma educativa.
Hay, claro, otros más, que en su momento habremos de mencionar.
Sorprende, eso sí, una información: que el edificio de Rectoría,
como el Teatro Juárez, además de que el Centro Universitario Tampico y el de la
capital, que no tenían la certeza jurídica de la propiedad. Me pregunto: cómo
es posible que, a más de 50 años de fundada la Universidad, apenas hasta hoy
haya esa certeza y que fue concedida por el gobernador Egidio Torre Cantú. La
verdad, esta acción, es para valorarla en su justa dimensión.
Yo también, como el rector, conozco bien –o más o menos-,
a la Universidad. Por eso se, conozco, de épocas de la cuales, más de un
maestro, no quiere ni acordarse. Y de como, por una pésima imagen académica,
llego al grado que empresas de otras entidades, al reclutar a su personal
especificaran que “excepto de la UAT”. Hoy todo eso ha cambiado, porque hay,
cada vez, más evidencias de ese mejoramiento en calidad y excelencia.
Por ejemplo Enrique Alfaro Dávila de estar orgulloso,
presumir pues, que en el área de Derecho se preparan bien, muy bien, a sus
egresados para afrontar los retos del nuevo sistema penal acusatorio. La
muestra, la evidencia, esta con la Maestra Lupita Bernal y su equipo de
estudiantes que participaron en la simulación de juicios orales y, si, hay que
decirlo en voz alta: obtuvieron el Segundo Lugar a nivel nacional. ¿Cómo negar
que haya excelente preparación?
Asi, el propio rector, con cada cifra que da de sus dos
años de mandato rectoral, es para evidenciar que hay avances de manera
estructural: si las hay en el rubro académico como en el de investigación y
posgrado, es porque la base, la infraestructura esta funcionando correcta y
perfectamente bien, es decir, que la administración y las finanzas están
cumpliendo su cometido. Y si la imagen, la percepción, que se tiene del Alma
Mater en la sociedad es positiva, significa que la vinculación y la extensión
universitaria se está desarrollando a las mil maravillas.
Estudie en la UAT de 1974 a 1979, en la Facultad de
Comercio y Administración la licenciatura en Administración Pública: a la
distancia, el cambio, la transformación, son abismales… hoy los estudiantes y
docentes cuentan con mejor infraestructura física, material y académica; hoy el
internet, como las redes sociales, apuntalan los procesos de aprendizaje, ni
como quejarse –como lo hacíamos nosotros-, de que carecíamos de libro de texto.
Hoy por hoy, maestros y estudiantes, no se pueden quejar:
el proceso de enseñanza-aprendizaje va de la mano con la ciencia y a tecnología.
Y el rector Enrique Etienne ha puesto especial atención al posgrado y a la
investigación, la etapa que en este momento la UAT está
consolidando, como plataforma para la creación y difusión del conocimiento
científico y humano.
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