LA CORTESÍA Y LOS
VALORES DE LA FAMILIA.
Hace ya buen tiempo, en una reunión social, un amigo se confesó,
dijo: “hoy mi hijo, como quien dice me regaño, me advirtió: papa, te pasaste el
alto” Y es que, agrego: vi no que no venía ningún carro, que no había problemas
u oportunidad de un accidente, y pues me lo pase”. Quienes, o cuantas veces,
hemos hecho lo mismo… difícil, creo, que alguien se salve. La cuestión es, ¿Por
qué lo hacemos?
Viene a cuento lo anterior por dos hechos, aislados, pero
vinculados por una realidad que vivimos de manera cotidiana. Por un lado
Leoncio Ariel López Talamantes, director de tránsito municipal capitalino, hace
días indico que entre los conductores victorenses no hay cortesía; y, días después,
el Coronel de Infantería Diplomado del Estado Mayor Anastasio Santos Álvarez
pidió a los padres inculcar valores a sus hijos a sus hijos.
IMPERICIA AL CONDUCIR.
Es fácil darle la razón al director de tránsito. Creo que
todos hemos sido testigos de cómo, efectivamente, entre los conductores
capitalinos –ojo, no todos, buena parte de ellos-, no saben lo que significa la
cortesía: este comportamiento se observa en prácticamente todas las calles,
cruceros, avenidas y hasta en los estacionamientos. Por ejemplo, cuando vamos
en una avenida –me ha sucedido en Hombres Ilustres- he puesto la dirección para
indicar que voy a pasar al próximo carril…y tengo que cancelarlo porque, quien
viene por ahí, incrementa su velocidad, lo que me impide, obvio, hacer el
cambio de carril de manera adecuada.
Y esa cortesía, por ejemplo, se observa en los estacionamientos:
es frecuente, por ejemplo, que los espacios dedicados a personas con alguna
discapacidad, mujeres embarazadas o personas de la tercera edad, se vean
ocupados: he visto, desde jóvenes hasta adultos, que se estacionan y con la
mayor tranquilidad se van a sus compras. Ahí mismo, esa falta de cortesía, se
observa cuando esperas el espacio para estacionarte y, sopas, de pronto aparece
otro vehículo y te gana el lugar… ¿son listos, gandallas, abusivos?
FAMILIAS DESTRUIDAS.
¿Qué sucede en la sociedad? Con frecuencia, de manera
categoría, afirmamos: la sociedad esta desintegrada, por eso hay altos índices
de delincuencia. Y la cuestión es que, en esa coyuntura, hay que hablar de la
marginación social… porque no hay empleo, porque el salario es reducido, entre
otras cosas. Así, ante el fenómeno de la violencia, de la inseguridad, el
militar pide a los padres, a los maestros, a los jefes en las oficinas,
etcétera, que inculquen valores como una medida preventiva.
Pero todo, cierto, es un círculo vicioso: he visto como
en cafeterías, en algunos restaurant o en la calle, a niños que venden desde
chicles hasta empanadas, galletas u hojarascas, hasta nopales. De inmediato
pensamos mal de los padres, que los mandan a trabajar. Y la pregunta es: ¿esos
niños estudian, van a la escuela, se preparan para la vida? Una parte sí, pero
otra, hay la certeza, tiene como destino la marginación, la drogadicción, la
delincuencia, la vagancia, entre otras cosas.
PREPARACION PARA LA VIDA.
¿Por qué no hay cortesía vial? La cuestión es que, esa
falta de cortesía, también se da en las distintas etapas de la vida cotidiana.
¿Acaso en la casa, la escuela, la iglesia, por decir, no nos inculcaron ese
tipo de valores? Y en respuesta, creo que es válido afirmar, el ejemplo es el
mejor sistema educativo. Así, como el padre se pasa un alto, pronuncia
palabras, digamos fuertes, es autoritario –igual el profesor-, son conductas
que se van acentuando en los niños. El ejemplo, la imitación, hacen su trabajo.
El reclamo del director de tránsito es válido y el
consejo, la petición del militar, necesaria. Somos los adultos, padres de
familia, maestros, servidores públicos, ministros religiosos, deportistas,
políticos, todos, los que tenemos que empezar, al grito de ya, la recomposición
de la sociedad y hay que hacerlo con nuestros hijos, nietos, sobrinos, amigos,
etcétera… no hay vuelta atrás: se habla mucho de recomponer el tejido social,
pero el trabajo es insuficiente. Tiene que ser cotidiano, conjunto y con
responsabilidad.
PROTAGONISTA.
OSCAR
ALMARAZ SMER. Es sin duda uno de los mejores alcaldes que ha tenido Victoria,
con todo lo que se dice de él, es preciso hacer resaltar que su trabajo ahí
esta: obras, calles pavimentadas, espacios públicos recuperados y, aún más,
presume que no deja deudas a su sucesor… claro, pendiente un crédito que no fue
de él, de su antecesor. Que la elección la perdió; si, la perdió porque hubo un
escenario competido, incluso con dos expriistas como independientes, amén de la
campaña de desprestigio, descrédito en su contra. Que hay baches, sí, pero hay
más calles pavimentadas que antes… que a unos no les gusta la remodelación del
17, pero era justa y necesaria, por eso, otros la alaban.
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