¡LOS VAMOS A
MATAR!
Lo que sucedió en Monterrey, diría mi abuelita María, no
tiene nombre. Se conoce, de antaño, la rivalidad deportiva de las barras o de
las porras futbolísticas; México no es la excepción, pero en otros países –como
Inglaterra- hicieron época, al grado que hasta libros se han escrito sobre ese
tema. Pero ahora, lo sucedido en Monterrey previo al Tigres vs Monterrey, marca
un hito, un antes y un después, a la violencia deportiva.
¿Cómo explicar que esto suceda? No hay, máxime que de
siempre, se ha conocido que los integrantes de una multitud modifican su comportamiento
ante el anonimato de los hechos. Así lo explican los estudiosos de la
“Multitud”, de masa humana, donde un conjunto de individualidades dan vida a
una grupo que, se explica, actúa de manera irracional… aunque, se ha
documentado, que hechos de esta naturaleza –al menos en la política- no son
casualidad, ni fortuitos, menos espontáneos.
IMÁGENES CANDENTES.
Las redes sociales y los medios tradicionales, como la
televisión y los medios impresos, ya dieron cuenta de los hechos; de cómo, en
una avenida –no próxima al estadio- hay un enfrentamiento; de como los hinchas
de tigres y de Monterrey se topan y se arma, como bien dicen, la pelotera:
corren, los persiguen y las imágenes del fans de tigres caído y de cómo
continúan golpeándolo. ¡Me da tristeza!, exclamo Tuca Ferreti.
Los directivos del futbol, al igual que en otros eventos
similares, lo único que hacen es lamentarse de los hechos. Quizá,
efectivamente, es difícil que un ambiente así, digamos de hostilidad, puede preverse
y contralarse. Pero, entiéndase, no se puede permitir que esto suceda una y
otra vez. Ya sucedió en un América-Guadalajara, en el apertura 2016, y no hubo
ninguna acción, sea restrictiva o sancionadora, para que estos hechos no se
repitan.
¡LOS VAMOS A MATAR!
De la tristeza del Tuca a los lamentos de los directivos,
o de que es un problema social, según Decio de María, pasamos al grito que la
barra de los rayados de “Los vamos a matar! Increíble, quizá esto solo suceda
en México; con todo y que en el hospital un fan del tigres se debatía entre la
vida y la muerte, incluso unos aseguraban que ya había fallecido, en el estadio
los regios se mostraron tal cual son: “!los vamos a matar! ¡Los vamos a matar!,
fue, una y otra vez el cantico al momento que, en la cancha de futbol, los jugadores
daban la impresión de andar en un día de campo.
¿Cómo explicar que, de pronto, aparezcan instintos
asesinos? ¿Qué provoca esta situación? ¿El fanatismo o el alcohol? Los hechos
son innegables, irrebatibles, lo que lleva, entonces, a que es necesario
acciones más drásticas: ¿Quién o como se organizan las barras o porras? ¿Quién
las financia o patrocina? ¿Dónde quedan, en esos días, la seguridad pública, la
integridad de las personas? El recuento de hechos de violencia en estadios
mexicanos no es de hoy ni de ayer, es de tiempo atrás, y nada, si nada hacen
las autoridades deportivas.
ENAJENACION Y FANATISMO.
La historia de la violencia en el futbol es mundial. Se
conocen casos de fans que se suicidan, de otros que asesinan al jugador que
creen responsable de una derrota, el caso es que, a estas alturas es imposible
soslayar que la violencia ya es parte del futbol mexicano. Para el efecto, les
recuerdo diversos hechos que fueron marcados, ya no sé si por fanatismo, por
enajenación, con violencia contra jugadores, policías o contra los fans
contrarios. Van datos mínimos:
-
Morelia vs Cruz Azul (2001). Un aficionado
invade la cancha y ataca al Chaco Giménez. Termino en una riña general que
involucro a jugadores.
-
Atlas vs Guadalajara (2012). Tras empatar los aficionados
de las chivas encaran a la policía y se desata una pelea.
-
Cruz Azul vs Toluca (2013). La barra “Sangre
Azul” invade la cancha para encarar a los jugadores, sus jugadores, por la
falta de resultados.
-
Atlas vs Monterrey (2014). Los seguidores del
Atlas encaran a los felinos.
-
Puebla vs Monterrey (2016). Los seguidores del
Monterrey quemaron las butacas del estadio Cuauhtémoc.
-
San Luis vs Necaxa (2016). En la liga de ascenso
también hay violencia y, en especial, en este partido el pleito fue de tal magnitud
que hasta balazos hubo. Se contabilizaron 16 heridos.
PROBLEMA SOCIAL.
De Luisa, el directivo de la Federación de Futbol,
califica los acontecimientos que tienen al borde de la muerte a Rodolfo Manuel
Palomo Gómez, como un problema social: y como tal, en todo caso, debe ser
atacado, resuelto, combatido, por las autoridades del futbol, como por las
autoridades civiles, políticas y militares, por el gobierno, pues. Medidas que
pueden ser, desde preventivas hasta restrictivas… el deporte debe proporcionar
emoción, sentimientos, placer, pero sin llegar a extremos de violencia. Debe
prevalecer el Estado de derecho.
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