Cuando se habla de la corrupción en México se tiene la
certeza de su existencia. Incluso, es casi normal que eso suceda, estamos
acostumbrados a que está en todas partes y nadie, nadie de las autoridades, es
capaz de hacer algo para combatirla. Buena parte de la impunidad se da, por
ejemplo, en tiempos de elecciones: el debido proceso no se sigue y, además, en
la lucha por el poder, el combate mediático crece, crece y crece.
Nadie niega, o puede negar, por ejemplo, que en la
entidad hay problemas de seguridad. Por eso, los líderes partidistas
nacionales, una y otra vez, piden que las elecciones sean blindadas. Y, para
nuestro Estado, vale sentenciar que las autoridades electorales ya fijaron su
posición: no hay inconveniente, obstáculos, para realizar las elecciones de
julio próximo.
Con todo y ello, el INE en la entidad, señálese a Arturo
de León, reconoce explícitamente que hay zonas de riesgo en la entidad para
colocar las casillas electorales. De un total de 2009 secciones, resulta que
760 están ubicadas en zonas de riesgo. Una tercera parte, parte considerando
además que en 141, clasificadas como nivel dos, pudieran existir problemas. Riesgo
que nace del pandillerismo, migración, vandalismo, presuntas actividades
ilícitas y presencia de personas armadas.
Mientras el INE avanza en las formalidades del proceso
electoral, los partidos políticos están casi por terminar de elegir a sus
candidatos, nos topamos con que los medios de comunicación van dando cuenta de
hechos, presumiblemente de corrupción. El caso más reciente, sonado, tiene que
ver con el futurismo: Carlos Mateo Aguirre es hermano del exgobernador, fue
detenido por fraude de 287 millones de pesos. Están, como quien dice, a un paso
de caerle al exgobernador. Y es, en todo caso, echarle más lodo, más lumbre, al
PRD en Guerrero.
En el caso del Estado, tenemos que ya los líderes
partidistas empiezan a establecer sus metas. Por decir, Rafael González
Benavides reconoce que casos como el de Matamoros son complicados pero que de
todos modos harán la lucha por ganar los 8 distritos. Algo, entiéndase,
inalcanzable. Y el PRD, el partido que puede presumir que no tiene presencia en
33 municipios, se atreve a indicar que ganara 2 distritos, el de Tampico y el
de Madero. Le ganaran a Paloma Guillen.
El golpeteo intrapartidos políticos esta a todo lo que
da. Al menos, eso se piensa, con lo que sucedió con el caso Matamoros en el
PRI: se cayó la candidatura de Mónica González García y apareció Daniel
Sampayo…luego, dijeron, declino porque no cumplió con los requisitos y tarde,
muy tarde, llega Jesús de la Garza Díaz del Guante. Difícil, dicen, que pueda
ganar, ahí la comandante Leticia Salazar hace trabajo y trabaja para sacar
adelante a su partido.
Sin embargo, no deja de llamar la atención un hecho
insoslayable: en el PAN están más que divididos, se están destruyendo
mutuamente. Primero, recuérdese, el caso de las despensas a favor de Agustín
Chapa; luego, hasta dos impugnaciones al triunfo de Cesar Verástegui… y ahora,
al menos, se ha conocido por la prensa que siguen con acusaciones por las
despensas…fuego amigo, sin duda, que lacera y consolida la división interna
partidista.
Obvio, uno puede pensar: el PAN dividido, el PRD casi sin
presencia, Morena apenas se está construyendo, está todo listo para que el PRI
se despache con la cuchara grande. Sin embargo, todos lo sabemos, hay un voto
de castigo que impulsa derrotas priistas…candidatos panistas, prácticamente,
han ganado sin hacer buenas campañas. La verdad, los tamaulipecos, no merecemos
este sistema de partidos. No queremos legisladores sin presencia o
reconocimiento de parte de los electores.
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