Siempre hemos anotado, o casi todos anotan, que el
abstencionismo es un fenómeno que tiene muchas causas, quizá no la principal,
pero siempre se anota como irresponsabilidad de la gente por no acudir a votar.
Ahora, el obispo en la capital tamaulipeca, pone el dedo en la llaga, al hacer
notar que el abstencionismo es culpa de la poca fe que tienen los ciudadanos en
los políticos. ¿Tendrá razón?
Yo creo que el obispo Antonio González Sánchez tiene
mucha razón. Explicaciones sobre el abstencionismo hay mucha; una de ellas, por
ejemplo, es que la población en términos generales carece de un sentido de
solidaridad, de colectivismo, en la medida que aceptan en las diversas
encuestas de cultura política que NO les interesa los asuntos de la comunidad.
Obvio, decir, los del barrio o la colonia.
Una forma de entenderlo, o explicarlo pues, es partir de
un hecho simple, sencillo, que sucede con los llamados espacios abiertos de
recreación; lo que en términos comunes es una plaza pública, con juegos
infantiles y hasta con una cancha para jugar basquetbol: los vecinos, los
usuarios, pocas veces toman el control del mantenimiento… vemos algunos de esos
espacios, que se llenan de maleza y no lo limpian hasta que lo hace el gobierno
municipal.
Hubo una época en que prevaleció una cultura del fraude
electoral: carrusel, robo de ánforas, urnas embarazadas, compra de voto, una y
mil formas fueron denunciadas, se documentaron y se hicieron públicas. Para
evitarlo, recuerden, se hizo: credencial de elector infalsificable, con medidas
de seguridad, padrón y lista nominal con fotografía, tinta indeleble, elegir a
los funcionarios electorales por un sorteo. Pese a eso, el abstencionismo
continúa.
Antonio González Sánchez, el obispo capitalino, al
señalar que la poca fe en los políticos de parte de los ciudadanos, es culpa
del abstencionismo, me hacer recordar lo que otro sacerdote dijo hace tiempo en
relación con el PRI: está podrido como un tomate. Fueron dichas en hace ya buen
número de años; pero hay una realidad, el PRI, gradualmente ha ido perdiendo
adeptos, su voto duro; que se ha traducido en derrotas, de diputaciones
federales, locales, senadurías y alcaldías, solo falta que pierda la
gubernatura.
Si le damos la razón al obispo sobre la poca fe de los
electores hacia los políticos, ¿Qué condiciones o requisitos deben observar los
candidatos para la próxima elección federal? La respuesta, obvio, es a la
pregunta: ¿Qué es un buen candidato? En términos ideales: honesto, responsable,
con experiencia, con una buena imagen ante la sociedad, ante los electores. Y,
claro, que tenga carisma, que caiga bien a la gente… que sea agradable incluso
a primera vista.
A partir de esas condiciones, es como el PRI busca
recuperar espacios perdidos: por eso esta Esther Camargo como candidata en
Reynosa o Mercedes Guillen Vicente en Tampico; Miguel González Salum por
Victoria y Edgar Melhem por Rio Bravo. Sabe Rafael González Benavides que ya no
es posible el 8 x 8, el carro completo, pero sabe, está convencido, de que es
necesario sacar adelante triunfos.
El peor error del PRI, quizá, no han sido los males
candidatos: ha sido el inmovilismo, como la simulación, por eso ya se pregona
que Mercedes del Carmen Guillen Vicente, allá en Tampico ha despotricado en
contra de Gustavo Torres, el alcalde, porque no sabe hacer política con la
admistración, porque ha dejado en la orfandad a la estructura priista y
prácticamente tienen que empezar de cero…por eso, sin la menor duda, la
necesidad de contar con la operación política de Magdalena Peraza.
¿Sucederá lo mismo en el resto de los distritos
electorales? ¿Necesitaran a una Magdalena que les ayude?
Contacto:
Correo: meliton@prodigy.net.mx
Web: http://meligue.blogspot.mx/
No hay comentarios:
Publicar un comentario