lunes, 16 de febrero de 2015

ARITMETICA POLITICA.

Todos los hechos políticos tienen, quiérase o no, una explicación. Así, el hecho de que Margarita Arellanes o que Marcelo Ebrard no pueda ser diputado. En el caso de este último, ya Guadalupe Acosta Naranjo aclaro: no será diputado por simple cuestión aritmética. Su tribu no tiene presencia, solo para un diputado. Así, las cosas, en Tamaulipas también cuenta la aritmética política: es algo que Egidio Torre Cantú, como líder real de su partido, no puede olvidar.


Fue Acosta Naranjo el que dio la explicación de por qué Ebrard no alcanza una diputación, o una candidatura plurinominal: primero, sentencio, ahí está la equidad de género; luego entonces, para los hombres solo hay la  mitad; pero, además, hay que dar una diputación a los jóvenes, y si es hombre, ya son menos para los adultos. Y, en el caso del PRD, por otra parte, las candidaturas se repartieron según el porcentaje de consejeros que tiene cada tribu… la de Ebrard, dijo, no tiene ni el 3%. Así de fácil.


La aritmética de la política tiene sentido si recordamos como, para unos, el ejercicio de la política se basa en la fuerza. Por ejemplo, Enrique Peña Nieto esta, digamos, empeñado en que su partido tiene, o debe tener, para la próxima legislatura el mayor número de diputados federales. Si es mayoría, no basta con que sea simple, tiene que ser calificada, para poder aprobar algunas leyes; si no es mayoría calificada entre más le falten para completarla, le saldrá más cara la negociación, es decir, conseguir los votos que le faltan.


Aquí en Tamaulipas son 8 los distritos electorales. De esos distritos, actualmente, el PRI solo tiene dos: el de Mante y el de Victoria. Así que, si el PRI tamaulipeco, dígase Rafael González Benavides, quiere aportar a la mayoría que ambiciona EPN debe ganar –sueñan con el carro completo-, cuando menos 4 o 5… porque hoy en día es amoral el carro completo, no es creíble y es difícil que pueda suceder. A como están las cosas, si ganan 3, ya es un éxito.


El PRI puede tener seguros, desde ya, cuando menos otra vez Mante con Alejandro Guevara Cobos; y Victoria, con Miguel González Salum. ¿Cuáles otros se pueden ganar? Paloma Guillen está convencida, convencidísima, de que va a recuperar Tampico, ya cuenta con el apoyo de la maestra saltibanqui Magdalena Pedraza Guerra; y se cree que Esther Camargo gana solo porque Oscar Luebbert no puede permitir que fracase, es decir, hara todo lo que este a su mano para obtener el triunfo.


Y el caso de Rio Bravo no es fácil. Sin embargo. Ahí el candidato es Edgar Melhem Salinas, que es parte de un clan de comerciantes y empresarios de la zona, que son prácticamente una especie de caciques, que bien pueden echar toda la leña al asador. Y es que, en los mentideros políticos, se piensa que Edgar puede ser uno de los potenciales precandidatos a la gubernatura el próximo año. Así que la diputación bien puede ser la palanca que lo catapulte a esa condición.
Lo cierto, sin embargo, es que buena parte de los precandidatos ya se dieron cuenta: hay un olvido crónico de la estructura del partido; quienes han sido líderes y operadores solo se acuerdan de ellos en tiempos de elecciones. Por eso, por decir, en el caso de Victoria se está dando un proceso de creación de nuevos liderazgos: los existentes están chamuscado, prostituidos… hacen valer eso de: agarra la despensa y no vean a quien te la da, al final, tu voto es libre.


La aritmética política no pueden olvidarla partidos políticos, ni sus líderes ni sus candidatos. Sumar y restar es, quizá, lo más fácil de hacer. Pero en política no es fácil: es fácil, quizá restar –por malas decisiones y acciones-, y sumar se complica porque es una tarea que requiere conjugar una serie de factores: buen candidato, estructura partidista funcional y, obvio, disponer de recursos económicos suficientes, los necesarios pues, para contrarrestar el empuje del adversario.


Bien dice Mario Benedetti en su poema: Hagamos un trato. Si sabes contar, resume, cuenta conmigo. Y esto, en política, es complicado: los múltiples intereses hacen que sea generalizado el que los amigos son de mentiritas y los enemigos de verdad. Por eso, un político gringo, recomendaba: perdona, perdona, pero nunca olvides que es tu enemigo.




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