lunes, 29 de junio de 2015

5 DE JULIO 2016

La fecha ya está en la mente de más de un tamaulipeco: de los que sueñan, se desviven, por servir a los tamaulipecos y saben que, la mejor forma de hacerlo, es ocupando el lugar de Egidio Torre Cantú. En los hechos, la lucha ya se inicio; aunque, en lo formal, una y otra vez Rafael González Benavides y el delegado partidista, hagan notar la necesidad de esperar los tiempos. Ya hay, de todos modos, fecha para la contienda electoral.


Si la política es de señales, hay que partir de una base: de acuerdo al escenario político, en este momento hay –solo dentro del PRI- unos 8 precandidatos. La forma en que se muevan, o tomen otras responsabilidades, serán indicios de fortaleza o de debilidades. Por ejemplo, si Marco Antonio Bernal o Alejandro Etienne es convertido en delegado de la SEDESOL es obvio que les dan oportunidad para placearse e incrementar su capital político.


Revisando la posición, el escenario y el contexto nacional, como la dinámica del ejercicio del poder, es preciso hacer unas puntualizaciones. Egidio Torre Cantú puede seguir la dinámica de sus antecesores: trabajar para uno de los suyos, sea el sucesor. La cuestión tiene otra variante: ¿para qué quiere dejar sucesor? ¿Para qué le cuide las espaldas por si hay uno que otro agujero o para fortalecer a su partido en el poder?


Si fuera la primera opción, tiene que trabajar por alguien de su círculo cercano. Alguien con quien, la palabra fidelidad, no puede mencionarse pero se entiende. ¿Quién del grupo cercano quiere ser gobernador? Cuando Alejandro Etienne fue festejado en un cumpleaños, a punto de salir del Poder Judicial, más de uno le puse el mote del “delfín”. Sin embargo, estuvo a punto de perder la elección y, los que saben de cuentas, hacen notar que Gustavo Cárdenas gano en la capital en la elección más reciente.


Alejandro sea, quizá, un buen abogado; quizá también un excelente administrador, pero no es un político nato: le falta lo más elemental de un poco, la expresión que muestra energía, alegría y que genera una percepción de confianza. Quizá por eso, en la elección pasada, más de un pupilo de Guillermo Martínez decía: le encargamos a nuestros candidatos, a Migue y Alejandro. Una opción local, con semblante muy parecido a Etienne; y una centralista. Y si, medio mundo sabe de las ambiciones de Alejandro Guevara.


En el plano de quien es, en este momento, el político más conocido –obvio, después del gobernador-, no hay necesidad de buscarle mucho: Ramiro Ramos Salinas, que de una posición burocrática de segundo nivel, paso al PRI estatal y luego a líder del Congreso Local. Sin la menor duda, se placea por todo el estado, cuenta con una buena imagen. Tiene, sin embargo, una debilidad: no tiene un padrino político, como lo puede tener Marco Antonio Bernal o Mercedes del Carmen Guillen Vicente.


Si Egidio Torre Cantú va por la segunda opción, tiene que ser objetivo y en esa tarea impulsar a quien, en la práctica, sea un candidato que le ofrezca mayor oportunidad de triunfo a su partido. Ahí es donde entran, desde luego, las investigaciones, sondeos y encuestas: pero de las buenas, cuyos resultados sean de una muestra estadística valida, construida de tal manera que sus resultados correspondan a una realidad. Ojo: no puede ser necesariamente el más conocido, para evitar el síndrome de Madrazo: era tan conocido por su corrupción, su imagen era negativa.


Quienes llevan las cuentas políticas hacen notar: instalándose el Consejo Electoral, el árbitro, se inicia el proceso; y, además, consideran que para diciembre ya deben estar perfilados los candidatos de cada partido. Entiéndase, dadas las circunstancias, con posibilidades de ganar el del PRI y el del PAN. Así que las alianzas previas, pueden consolidar una candidatura…Claro, sin descartar, que aparezca como en Nuevo León, un bronco.


Lo que resta del gobierno de Egidio Torre Cantú se caracterizara por decisiones más políticas que administrativas: contener ambiciones políticas, construir una candidatura triunfadora; crear escenario para una sucesión ordenada y, sobre todo, tener capacidad de maniobra para sortear presiones, cabildeos e imposiciones de orden político. ¿Tendrá buena armadura?


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Twtter: @melitonguevara






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