En términos formales será hasta septiembre cuando se
inicien las elecciones. Recuerden que aun falta, por decir, que se elijan a los
nuevos Consejeros Electorales; ya con la decisión de Jorge Luis Navarro Cantú,
de que no busca reelegirse. Sin embargo, para efectos prácticos, la sucesión de
Egidio Torre Cantú ya inicio.
El primero en moverse, en decir que si ambiciona ser el
candidato priista a la gubernatura, fue el diputado federal Enrique Cárdenas.
Nadie desconoce su vida política ni su origen. Asi que su definición no extraña
a nadie. Sin embargo, todavía no terminada de hablar, cuando ya el delegado de
su partido, hace notar que no son tiempos, que se aplaquen los que ya se
promueven.
Buena parte de los analistas y comentaristas políticos
tienen una coincidencia: con los resultados electorales del 7 de junio la
imagen de Egidio Torre Cantú, como líder real del PRI, se acrecentó. Y es que,
parece fácil, pero lograr un 8 de 8 no es fácil, más si en 12 años su partido
solo ganaba dos distritos. Esta coyuntura, como bien dicen, coloca al
gobernador en posición de ser escuchado al momento de “palabras mayores”,
parafraseando a Luis Spota.
Hay una realidad política incuestionable. Cuando se
decía: el que se mueve no sale en la foto, eran tiempos en los que el PRI no tenia
oposición real, todos sus candidatos –unos impuestos, otros impopulares-,
ganaban porque nadie les hacia frente. Hoy, quiérase o no, ya existe una
oposición política; la mejor prueba es que durante 12 años el PRI no gana las
senadurías y perdía 6 de 8 diputaciones. En pocas palabras: disciplinan a los
priistas, pero la realidad exige que se muevan, que se posicionen, que
incrementen su capital político.
Por algo, a nivel nacional, ya Margarita Zavala, como
Miguel A. Mancera y Andrés Manuel López Obrador, ya abiertamente hacen notar
sus ambiciones, de que quieren ser candidatos en el 2018 a la Presidencia de la
Republica. Así como sucede en el terreno nacional, debiera suceder en
Tamaulipas respecto a la gubernatura. Para que los electores los conozcan, se
informen y tomen su decisión correcta al emitir su voto.
Que sean candidatos que emocionen al elector. Los datos
del abstencionismo son dramáticos: en el 98 solo voto el 56.30% del padrón
electoral; en el 2004 disminuyo a 51.80% y, lo que son las cosas, no se detuvo
el decremento en la elección de 2010: solo votaron el 45.27%. Como diría en la
última elección Arturo de León, el jefe del INE en Tamaulipas, ha estado
ganando el abstencionismo.
¿De los que se mencionan quien tiene, en este momento,
mejor presencia en el ánimo de los Tamaulipecos? Sin duda que Ramiro Ramos
lleva 4 años con muchos reflectores: mas cuando fue líder partidista y ahora
como líder congresal; Edgar Melhen, tuvo su chance de placearse al ser Delegado
de SEDESOL. Alejandro Etienne no se ha placeado, ha realizado cabildeos a lo
largo y ancho de la entidad, pero en lo oscurito, al menos eso dicen. Los
otros, como Mercedes del Carmen Guillen Vicente, Alejandro Guevara Cobos, Marco
Antonio Bernal e incluso Baltazar Hinojosa, saben bien que su presencia en
Tamaulipas ha sido turística, puesto que sus últimos trabajos han sido lejos de
la entidad, en el centro del país.
Hay dos verdades: la decisión será del centro, es decir,
de EPN; pero Egidio Torre Cantú, por el triunfo electoral, puede y debe ser escuchado.
Y la decisión, esta visto con las elecciones de este año, tiene que apuntalar a
quien resulte el mejor candidato; que tenga menos –o que no tenga- cola que le
pisen; que este probada su capacidad de empatía con los electores. Las imposiciones,
como los malos candidatos, llevan a la derrota. Y eso, los priistas, no lo
quieren en Tamaulipas.
Quienes anhelen un cargo de elección popular deben
moverse: la mejor forma de hacerlo, hoy en día, es cumpliendo cabal y con
eficiencia las encomiendas públicas. Y claro, tienen que cacarearlo, que la
gente sepa, conozca, de las decisiones y acciones que impulsan y benefician al
pueblo en lo general. Tienen que moverse.
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