¿Cómo separar la verdad de verdad de la mentira? Es
difícil más cuando la información está por todos lados; y es que, ante el
bombardeo de información, de acusaciones, de una campaña donde impera el
desprestigio, el discurso político tiene que ir perfilando una intención de
actuación. Y es por eso que ya Baltazar Hinojosa hizo un deslinde; no se quedó
callado, tal y como lo hace su adversario más fuerte. Por los tiempos, para
unos fue un error, para otros, un acierto.
Hemos escuchado, hemos leído, como unos y otros
candidatos se han lanzado lodo, se han acusado de mil cosas. Los candidatos le
han dado a la presente campaña político-electoral una cara, una imagen, que no
da para más: quien resulte ganador tendrá, por así decirlo, el estigma de que
ha sido señalado, vinculado, con cosas, hechos y personas negativas. Y en el
argot político se dice: quien calla, otorga.
Por lo pronto, ya Baltazar Hinojosa Ochoa decidió no
callarse y establecer, decir pues, su verdad, que es, entiéndase parte de su
discurso político, que bien puede no corresponder a una verdad. Se le ha
acusado de tener ligas, intereses, con exgobernadores que han sido señalados
como corruptos. Por eso, dice el candidato priista: no soy, Tomas, no soy
Eugenio, ni Egidio y que jamás será Cabeza de Vaca.
Es un deslinde que lo lleva a decir, casi explícitamente,
que será juzgado por sus actos, no por los actos de otros. Algunos dirían, puso
los puntos sobre las aes. Queda, de todos modos, claro, que llego a Tamaulipas
por Tomas, que lo impulso en su carrera política. Pero tiene razón: Tomas y
Eugenio, como gobernadores, son responsables de lo que hicieron en su gobierno.
Si Baltazar gana, el, solo el, será el responsable de lo que haga y, obvio, si
responde o no a quienes creen en él.
En el caso de Francisco Javier García Cabeza de Vaca la
característica es guardar silencio ante los acusaciones o, cuando menos, no las
desmiente. Basta dos ejemplos: lo han acusado de tener ligas con grupos que no
siguen las reglas de convivencia en un Estado de Derecho. No lo ha desmentido.
Lo han acusado de amasar una fortuna, de traficar con influencia para
beneficiar a su familia. Y en relación con una grabación en un programa de tv,
al preguntarle es tu voz, responde: ahí son como 4 conversaciones… pero no
desmiente el beneficio personal que supera los 2 millones de pesos.
Al ver, por ejemplo, todo lo que dicen en las redes
sociales y hoy en El Norte (ayer), lo único que podemos pensar es que García
Cabeza de Vaca es una especie de Rey Midas: la riqueza se le va apareciendo por
todos lados y en cualquier circunstancia. Unos dirían que es riqueza inexplicable,
otros que explicable, pero queda la pregunta que en el debate le lanzo Gustavo Cárdenas:
y a nada hay respuesta, ha preferido la estrategia de callar y siempre, callar,
ha sido a la larga, negativo.
Ya cada candidato hablo: sobre su oferta político-electoral,
ya se decantó sobre uno y otro tema o problema específico, ya solo faltan 5
cincos para la conclusión de la campaña, por eso, ya cada candidato prepara lo
que se conoce como el cierre de campaña: cierres que llevan, por lo regular, la
alegría a los ciudadanos por los grupos musicales que animaran el evento. Por
lo pronto, ya Gustavo Cárdenas anuncia la presencia de La Trakalosa en su
cierre en la capital tamaulipeca.
Y el 5 de junio, el día D, será cuando los ciudadanos
dirán con su voto, a quien le tienen confianza, a quien le creen sus promesas
de campaña. ¿Darán el voto a la continuidad de los gobiernos priistas? ¿Darán
oportunidad a la alternancia, entiéndase, no de proyectos ni programas, si no
solo de personajes? Y es que, lo repiten a cada rato: de que se van, se van. Si
eso sucede, ¿Qué garantiza que, los que lleguen, serán mejores o peores?
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