domingo, 12 de febrero de 2017

DETENCIONES MEDIÁTICAS.

A mediados de semana, primero los portales y las redes sociales, luego los medios impresos, dieron a conocer la detención de Fernando Cano en Monterrey. Y, con esa acción, nuevamente  se recordó que es parte de un grupo que gobernó Tamaulipas y que hicieron de las suyas lastimando la hacienda pública y beneficiándose del gobierno. Poco duro el gusto, horas después fue liberado. ¿Qué fue lo que sucedido? ¡Estaba amparado!


La historia ya medio mundo la conoce. Fernando Cano es identificado como operador, o prestanombres, de Tomas Yarringtón. Se ha divulgado que en Estados Unidos se les sigue proceso y que, incluso, hay orden de aprehensión en contra del ex gobernador como de Cano. En México, incluso, recientemente hasta se ofreció una recompensa para capturar al primero.


JUSTICIA LENTA.
¿Qué ha sucedido con Tomás y ahora con Cano? En principio, muchos se preguntan qué es lo que sucede, porque en el caso del ex gobernador, cuentan unos, que antes de ofrecer recompensa para su captura, se le veía en la capital del país; y en el caso de Cano, medio mundo comentaba que caminaba por las calles de Victoria o acudía a eventos sociales. Pero nada, no sucedía nada y, obvio, debe haber una explicación.


La justicia en México es lenta. Lo vimos con el caso de Duarte, el de Veracruz y con Padres, el de Sonora. Había denuncia y más denuncias, pero nada. Incluso en el caso de Padres, la actual gobernadora llego al extremo de reclamar a la PGR su lentitud para actuar. En fin, por eso, unos escapan y otros se escabullen tan bien, que no los encuentran.


DETENCIONES MEDIÁTICAS.
Si observamos lo que sucedió con Rodrigo Medina y ahora con Fernando Cano diríamos que estamos ante hechos de justicia que tienen más que ver con la publicidad. Nadie duda que, de uno y otro, efectivamente sean ciertos los cargos que les imputan. Sin embargo la detención de uno y otro sirvió, sobre todo, para hacer ruido; en el caso de Rodrigo hasta difundieron su imagen cuando es fichado.


Y en ambos casos salieron libres. Salieron libres porque tenía amparo. En el caso de Rodrigo, incluso el juez que ordenó su aprehensión está siendo objeto de una reprimenda, precisamente, porque sabiendo que estaba amparado se valió de un recurso técnico (el que pudiera huir) para ordenar su detención preventiva. En el caso de Cano, hasta se dijo que hubo apoyo del gobierno de Tamaulipas para su detención: ¿ignoraban que estaba amparado? Ni tiempo, vaya pues, tuvieron de ficharlo… solo el necesario para que hubiera revuelo en portales y las redes sociales.


ERRORES DE PROCEDIMIENTO.
En más de una ocasión se ha conocido de la detención de alguien a quien se le adjudican una serie de delitos; y al poco rato, horas, días o meses, los mismos medios que dieron a conocer su detención, dan a conocer su liberación. En más de los casos, por insuficiencia de pruebas, por errores técnicos o, de plano, por no ajustarse la detención o su juzgamiento al debido proceso. Así salió, por ejemplo, Caro Quintero, narcotraficante; y antes obtuvo su libertad, así, Florense Cassez.


Y es que, todo indica, no es fácil encontrar pruebas para procesar a servidores públicos que hicieron de las suyas. En el caso de Rodrigo Medina, en campaña de El Bronco, se publicaron tantas y tantas, digamos pillerías, y solo lo están acusando de una, al grado que está siguiendo el proceso en libertad; y en el caso de Tamaulipas, el Contralor, solo ha encontrado aviadores, pero no a servidores públicos que hayan robado del erario público o que se hayan enriquecido a la sombra del quehacer público.


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