A mediados de semana, primero los portales y las redes
sociales, luego los medios impresos, dieron a conocer la detención de Fernando
Cano en Monterrey. Y, con esa acción, nuevamente se recordó que es parte de un grupo que
gobernó Tamaulipas y que hicieron de las suyas lastimando la hacienda pública y
beneficiándose del gobierno. Poco duro el gusto, horas después fue liberado.
¿Qué fue lo que sucedido? ¡Estaba amparado!
La historia ya medio mundo la conoce. Fernando Cano es
identificado como operador, o prestanombres, de Tomas Yarringtón. Se ha
divulgado que en Estados Unidos se les sigue proceso y que, incluso, hay orden
de aprehensión en contra del ex gobernador como de Cano. En México, incluso,
recientemente hasta se ofreció una recompensa para capturar al primero.
JUSTICIA LENTA.
¿Qué ha sucedido con Tomás y ahora con Cano? En
principio, muchos se preguntan qué es lo que sucede, porque en el caso del ex
gobernador, cuentan unos, que antes de ofrecer recompensa para su captura, se
le veía en la capital del país; y en el caso de Cano, medio mundo comentaba que
caminaba por las calles de Victoria o acudía a eventos sociales. Pero nada, no sucedía
nada y, obvio, debe haber una explicación.
La justicia en México es lenta. Lo vimos con el caso de
Duarte, el de Veracruz y con Padres, el de Sonora. Había denuncia y más
denuncias, pero nada. Incluso en el caso de Padres, la actual gobernadora llego
al extremo de reclamar a la PGR su lentitud para actuar. En fin, por eso, unos
escapan y otros se escabullen tan bien, que no los encuentran.
DETENCIONES MEDIÁTICAS.
Si observamos lo que sucedió con Rodrigo Medina y ahora
con Fernando Cano diríamos que estamos ante hechos de justicia que tienen más
que ver con la publicidad. Nadie duda que, de uno y otro, efectivamente sean
ciertos los cargos que les imputan. Sin embargo la detención de uno y otro
sirvió, sobre todo, para hacer ruido; en el caso de Rodrigo hasta difundieron
su imagen cuando es fichado.
Y en ambos casos salieron libres. Salieron libres porque tenía
amparo. En el caso de Rodrigo, incluso el juez que ordenó su aprehensión está
siendo objeto de una reprimenda, precisamente, porque sabiendo que estaba
amparado se valió de un recurso técnico (el que pudiera huir) para ordenar su
detención preventiva. En el caso de Cano, hasta se dijo que hubo apoyo del
gobierno de Tamaulipas para su detención: ¿ignoraban que estaba amparado? Ni
tiempo, vaya pues, tuvieron de ficharlo… solo el necesario para que hubiera
revuelo en portales y las redes sociales.
ERRORES DE PROCEDIMIENTO.
En más de una ocasión se ha conocido de la detención de
alguien a quien se le adjudican una serie de delitos; y al poco rato, horas,
días o meses, los mismos medios que dieron a conocer su detención, dan a
conocer su liberación. En más de los casos, por insuficiencia de pruebas, por
errores técnicos o, de plano, por no ajustarse la detención o su juzgamiento al
debido proceso. Así salió, por ejemplo, Caro Quintero, narcotraficante; y antes
obtuvo su libertad, así, Florense Cassez.
Y es que, todo indica, no es fácil encontrar pruebas para
procesar a servidores públicos que hicieron de las suyas. En el caso de Rodrigo
Medina, en campaña de El Bronco, se publicaron tantas y tantas, digamos
pillerías, y solo lo están acusando de una, al grado que está siguiendo el
proceso en libertad; y en el caso de Tamaulipas, el Contralor, solo ha
encontrado aviadores, pero no a servidores públicos que hayan robado del erario
público o que se hayan enriquecido a la sombra del quehacer público.
Comentarios:
No hay comentarios:
Publicar un comentario