BOLA DE NIEVE.
Pues resulta que, a pesar del tiempo transcurrido, nadie
puede afirmar “arreglado Matamoros”. Lo que inició con unas protestas culminó
con huelgas, con pérdidas económicas para los empresarios; donde unos, para
este momento, ya dijeron que si, que si cubrían las demandas de los obreros.
Pero como toda acción tiene una reacción, resulta que Alberto Casanova Rangel, líder de la Unión de
Comerciantes y Empresarios del Noreste, ya bautizó a la acción de los obreros
como “huelgas contagiosas”.
Con su expresión posterior de que son huelgas contagiosas
y que crean incertidumbre describe lo que está sucediendo, como si fuera una
bola de nieve: que otros empleados, de otros sectores, que viven en las mismas
o peores condiciones de vida, también pusieron el grito en el cielo y demandan,
como los obreros, que les mejoren el sueldo. Y es que, recuérdese, también la
explotación es contagiosa, digamos, para los empresarios.
BOLA DE NIEVE.
Al leer las declaraciones de Alberto Casanova me acordé
de Demetrio Macías, un revolucionario, que un día su mujer le preguntó ¿Por qué
no dejas la bola?, es decir, la revolución y su respuesta fue sencilla: es como
una piedra que, de arriba de un cerro, dejas caer, va rodando, rodando, así
hasta que llegue al final. Así es la revolución, le dijo. Y con las huelgas, al
decir de Casanova, fueron contagiosas sucede igual: terminaran, pero otro día
van a volver, porque la explotación obrera es, como quien dice, permanente.
La bola de nieve en la vida y contexto de la lucha de los
obreros por tener un mejor sueldo nunca va a parar. Y si llega a parar, como
sucedió durante muchos años en Tamaulipas, fue por la colusión de líderes
sindicales con el gobierno. Recuerdo cuando Leocadio Mendoza era líder de la
CTM, le cuestionaron sobre los bajos salarios en las maquiladores en Victoria, respondió:
si no están a gusto con lo que ganan, se pueden ir, hay muchos que, por menos
de eso, están dispuestos a trabajar.
DESEMPLEADOS: RESERVA DE LA EXPLOTACIÓN.
La expresión de Leocadio Mendoza sigue teniendo vigencia.
El año pasado, según el INEGI, Tamaulipas ocupaba el tercer lugar en desempleo
(4.1%) junto con Sonora; el primer lugar fue para Tabasco con el 8.2% y el
segundo para el Estado de México con el 4.6%. Y, por otra parte, hay una
estadística que, de ser cierta, es para llorar: que de cada 10 empleos creados,
5 son en Reynosa y, entiéndase, es por el sector maquilador. Aunque un dato nos
hace más incrédulos: aumentan más los empleos en la comida rápida.
Vistos los porcentajes es preciso ir a datos más en
concreto. El IMSS, también el año pasado, anota que en Tamaulipas había
63,686 desocupados, todos mayores de 15 años. Y viene un dato esclarecedor: el
59.8% de la población es parte de la población económicamente activa, el resto
son los que no trabajan: porque se dedican a las labores del hogar, estudian,
son jubilados o pensionados o no pueden hacerlo por tener un impedimento para
hacerlo.
TRABAJADOR MAQUILADOR.
La explotación laboral es generalizada, pero es más
visible en las maquiladoras. Con un salario diario promedio de 180 pesos y con
un bono de 3,500 pesos al año, los obreros de la frontera se ilusionaron con el
decreto del Presidente AMLO. Pensaron que tendrían como sueldo un buen aumento,
pero no, la sorpresa es que no fue ni de diez pesos… y además, explicaron una y
otra vez, les negaban el bono. Fue, digamos, la respuesta empresarial al
decreto de AMLO.
Ya sabemos lo que sucedió: los obreros rebasaron a sus líderes
que, si bien dicen azuzados por una abogada fuereña, es incuestionable que lo
hicieron en la defensa de sus derechos. Ahora que unas empresas ya cedieron,
otras aun no e incluso amenazan con irse, Alberto Casanova Rangel, el líder de
comerciantes y empresarios, recomienda al Estado que apoye a las empresas, que
les proporcione estímulos fiscales, por decir. Y, volvemos a lo mismo: y a los
obreros quien les brinda apoyo: el bienestar social significa tener un sueldo
digno, no tener carencias de ningún tipo, derecho a la educación, a la salud, a
la vivienda, entre otras cosas.
ESTADO REGULADOR.
El Estado ofrece siempre empleos y buenos salarios como
parte de sus políticas públicas de desarrollo. Se convierte en un impulsor de
empleos, generador de más y mejor inversión; el problema es que, para generar
empleos, ofrece a las empresas las perlas de la virgen: desde terrenos,
servicios público baratos, estímulos fiscales y, además, una paz y armonía
laboral sustentada en mano de obra muy pero muy barata. No hay, entonces,
equidad y sí garantía de explotación laboral.
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