Un día, hace varios años, en una misa de cuerpo presente
escuche decir al sacerdote: la política es el arte que Dios hizo para que estén
ahí los mejores hombres, los que por convicción sienten tener la obligación de
servir al resto de sus compañeros. Por eso, cuando hablamos de un político, más
si es candidato, siempre recordamos que la principal característica es la de
servir a la comunidad: debe ser natural, no una pone demagógica o retórica.
El fin de semana estuve en una graduación. Se graduó
Arturo Soto Alemán, panista de hueso colorado, Secretario de Ingresos de la Tesorería
Estatal y ya registrado como precandidato a una diputación local. Obtuvo el
segundo lugar en la Maestría en Derecho, con énfasis en el aspecto fiscal. Y
ahí, en ese evento, conocí a Armando Martínez Manríquez, que fue el padrino de
la generación de maestría en Ciencia Política y Administración Pública.
ADMINISTRACIÓN: PRIVADA Y PÚBLICA.
Mi formación es de Licenciado en Administración Pública.
Y estudie en la Facultad de Comercio y Administración, donde se impartían las
carreras de Administración de Empresas y
la de Contador Público, desde aquella época siempre tuve presente que estas
carreras se contraponen en la mística, en la formación y conciencia, con las de
admiración: Administración de Empresas y Contador Público están encaminadas a
favorecer la ganancias del capital.
Y la Administración Pública, por otra parte, tiene como
meta formar a los miembros del sector gubernamental; cuya meta final es, o debe
ser, servir a la comunidad. Pensar en el bienestar social, en lo colectivo y no
en lo individual. Por eso, hoy quiero presentarles dos hechos que partes de la
formación de dos hombres públicos, porque trabajaron o trabajan en el sector público,
pero que tienen una orientación bien diferente en lo que buscan aprender,
consolidar como su aprendizaje, se entiende para ponerlo a disposición de una u
otra causa.
ARMANDO MARTINEZ MANRIQUEZ.
Nació en Altamira y estudió Contador Público y
Administración de Empresas, es decir, una formación empresarial para explotar
al trabajador. Sin embargo, de pronto se convierte, por dos veces en diputado
local, tiene contacto con el pueblo y –solo una vez he platicado con el-, no se
sus motivos, pero de pronto dio un giro por completo a su vida formativa: estudió la Maestría en Ciencia Política y Administración Pública; y, en este momento, está convertido en un aspirante a Doctor en Administración Pública, además
obteniendo el primer lugar en aprovechamiento.
Su conciencia social ha sufrido una transformación. Se
observa en dos contextos: en el político y el formativo. En el político militó y fue diputado local dos veces por el PRI. Luego, no se sus motivos -´pero no
creo que sean igual a los de Oscar Luebbert o de Eliseo Castillo-, fue
candidato del PRD a la alcaldía de Altamira, luego por MORENA. Ha tenido pues,
dos derrotas y no se amilana, está listo para ir por la vencida, al igual que
AMLO, es persistente y está seguro que a la próxima será la buena… Por otra
parte, es un excelente docente, me dicen los estudiantes, pues por eso lo
nombraron padrino de la generación.
ARTURO SOTO.
Arturo Soto Alemán es, orgullosamente de la Colonia
Azteca, estudió la licenciatura en Administración de Empresas, trabajó en
varios lugares en la ámbito fiscal y aduanal hasta que llegó a Victoria para
ser candidato a la Presidencia Municipal: dos veces ha sido y, en ambas, ha
sido derrotado de manera contundente. En el gobierno estatal es el
Subsecretario de Ingresos y ha sido calificado como el “principal recaudador”
por los operativos aduaneros que ha implementado en la frontera norte. Ahora se
presta a ser candidato a diputado local y, se presume, ahora si ganara a menos
que Xicoténcatl González, el alcalde, le ayude a perder.
La formación de Arturo es eminentemente empresarial, o
incluso técnica. Acaba de concluir la maestría en Derecho, con énfasis en lo
fiscal. Fue un excelente estudiante puesto que obtuvo el segundo lugar (el
primero fue para Luis Fernando Pérez Chapa, Morenista de hueso colorado). En
fin, en el evento, Arturo me comentó que seguirá preparándose: va a estudiar el
Doctorado en Administración, en la Facultad de Comercio. Le dije: es una
formación muy técnica, así es, me respondió. Pensé, por su candidatura a la
diputación y por las veces que ha sido candidato a Presidente Municipal, que
optaría por el Doctorado en Administración Pública. Luego entonces, quizá,
debamos pensar que su vocación no es servir al pueblo.
¿APRENDER PARA QUE?
Armando Martínez Manríquez y Arturo Soto son, sin la
menor duda, figuras públicas, porque han dedicado parte de su vida al servicio
público. Sin embargo, observamos que entre ambos hay una disparidad en su
formación: Armando de tener una formación empresarial dio el brinco a una de
tipo público, congruente con sus acciones y sus ambiciones de gobernar. En
cambio Arturo sigue la misma línea, no se desvía: administración de empresas,
maestría en derecho y fiscal y, según me contó, seguirá con el Doctorado en
Administración, una formación más técnica. ¿Quién de los dos, en todo caso,
puede ser mejor servidor público?
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