Ayer miércoles, a las 5 de la tarde, se escenifico en la
Casa del Arte de Ciudad Victoria un emotivo homenaje a Nicandro Puente EguÍa;
que fue aprendiz, luego profesor de la institución, y que luego, ya con sus
trabajos artísticos, puso en alto en nombre de la misma como de la entidad. Se
le conoce como el muralista tamaulipeco, porque nació aquí en 1953, un 16 de
marzo.
Digo que fue una ceremonia emotiva porque, Nicandro que falleció
en 2005, sobrevive en la mente y las ideas de un buen número de artistas Y
AMIGOS, entre ellos, aquellos que lo conocieron ahí en la Casa del Arte. Llego
como aprendiz cuando tenía solo 10 años; luego, de 1974 a 1980 fue el maestro
del taller de dibujo. Y fue esta época, sin la menor duda, cuando se consolido
su visión de la vida, que habría de plasmar en sus pinturas y murales.
Conocí a Nicandro como uno de los Jóvenes Esperanza de la
Fraternidad cuando yo cursaba el segundo año de secundaria. Ahí, también
estaban, Luis Varela, Pedro Alonso Pérez, Arturo Sánchez Castillo, entre otros.
Fue, Nicandro, el líder de la sociedad de alumnos de la Preparatoria Nocturna,
en momentos en que se vivió el “Leyes a la UAT”. Luego coincidimos un tiempo,
muy poco, en la Universidad.
Y fue ahí, en la casa del Arte, donde en más de una
ocasión nos reunimos algunos de sus amigos a conversar, a discutir y analizar
sobre libros, sobre los movimientos estudiantiles y, claro, sobre los textos
que, en aquel entonces, inundaron las aulas universitarias: El manifiesto del
Partido Comunista, El Materialismo Histórico, El Estado y la revolución, entre
otros. Libros que, a la postre, marcaron su línea de comportamiento social.
Las obras de Nicandro plasmadas y que son su aporte son:
“Tlatelolco, raíz y expresión de México”, “Homenaje a la mujer”, “Tlatelolco
1985: sismo y resurrección”, “Tlatelolco, héroe y mártir de las libertades
1968”. Algunas de sus exposiciones fueron: “Bocetario” en Texas, “Obra
reciente” en Madrid y en el Festiva Europalia en Bélgica. Otras fueron: “Dibujo
y pintura”, “La luz desnuda” y “Signos Seriales”.
El éxito de Nicandro Puente, su perseverancia, su tesón,
pero sobre todo, su talento y creatividad, lo llevaron a tener
responsabilidades en el mundo del arte. Fue, por ejemplo, subdirector académico
de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” del INBA.
Y en 1987 fue seleccionado para el Salón Nacional de Pintura del INBA.
Quienes conocieron a Nicandro pueden entender sus obras,
sus pinturas y sus murales. Es significativo que su esposa Mireya Lucero Guzmán,
como su hija Tamara Puente, apuntalen que instituciones como la Casa del Arte,
donde nació como artista, le hagan este tipo de reconocimiento, de homenaje. Así
su obra, sus ideales, reviven y se convierten en una especie de alarma, si,
para las nuevas generaciones: la visión de una realidad que requiere ser
cambiada, persiste: Tlatelolco, como icono de las libertades, como estigma de
la represión, no se olvida.
Emotiva la ceremonia: Manuel Garza Vázquez externo
comentarios del tiempo que convivieron en la Casa del Arte; Carlos Sánchez
entrego, a la familia, un cuadro (retrato) enmarcados por una balanza y unos
pinceles. Pero sobre todo, impacto el video sobre la planeación y realización
del mural en el edificio Aguascalientes en Tlatelolco. Sobre el muralista,
Manuel González Isas dice: “Se entregó con pasión a la misión del arte, con la
libertad de pensar y crear que siempre lo caracterizo. Y ello fue motivo
trascendental para cruzar el umbral del arte, hacia otras latitudes”.
Contacto: meligue@prodigy.net.mx
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