Cecilia del Alto López es la Secretaria de Obras Publicas
en el gobierno de los vientos de cambio. Y en una de sus primeras incursiones públicas,
declaraciones a la prensa, se permitió perfilar la imagen que pretender brindar
con su trabajo: “Porque lo que nos interesa es entregar obras bien hechas y a
tiempo”, sentencio –obvio-, para los constructores de obras tamaulipecas.
Cada gobierno se caracteriza por una forma de hacer las
obras públicas. Recuerdo, por ejemplo, que Manuel Cavazos Lerma, nunca hablo de
hacer obras bien y a tiempo; él se comprometió a construir la obra más
prioritaria. Llegaba a un lugar y les decía: ustedes quieren esto y esto, solo
puedo hacer una, no hay presupuesto, será la prioritaria.
PROMESAS DE INICIO DE GOBIERNO.
En el sexenio pasado Manuel Rodríguez Morales, como
titular de Obras Publicas en el Estado, fue tajante: ofreció que ya no se
cobraría el diezmo a los constructores (10% del coto de la obra, se entiende,
como gratificación por concederles el contrato). Y ahí mismo, dijo Rodríguez:
todas las obras se concursan, habrá licitaciones públicas, todo será
transparente.
Al paso del tiempo, cuando ya se habían concursado varias
obras, en conferencia de prensa volvió a echarse porras, de no cobrar el diezmo
y de que todas las obras se concursaban. Presente en la conferencia el
corresponsal de La Jornada, le pregunto datos de costos, concursantes y quienes
ganaron unas obras. El Secretario no dijo más, se molestó pues, así que
abandono la Sala de Prensa.
FAMILIARES NI AMIGOS HARAN OBRA PÚBLICA.
Cecilia del Alto López fue más allá, si de pedir a los
constructores obras bien hechas y a tiempo, y se comprometió a que las obras
que se hagan en el presente sexenio, no las harán familiares ni amigos de los
servidores públicos. Adiós, pues, en caso de que cumplan, al nepotismo y al
compadrazgo. Hay que estar pendientes, pues, de que esto suceda.
Fidel Gallardo, si está enterado de lo anterior, y si es
fiel a sus luchas, será uno de los que estén pendientes de que esto se cumpla.
Y es que, como líder de la COPARMEX en la capital, fue uno de los impulsores de
la ley 3por3; en donde destaca, sin la menor duda, la que tiene que ver con el
conflicto de intereses, es decir, si un funcionario tiene familiares dueños de
constructoras, no deben participar en las licitaciones.
BENEFICIARIOS DEL GOBIERNO.
Hace poco la revista proceso público un reportaje sobre
los nuevos (o más) ricos, en el gobierno de EPN. Sorprende, por ejemplo, la
diversidad de cómo se fueron beneficiando con obras y con concursos. Uno, por
ejemplo, obtuvo el contrato de vender todas las laptop que el gobierno entrego
a estudiantes… claro, quien lo gano, ni siquiera estaba en ese ramo. Esa es la
cuestión: nacen empresas comercializadoras o constructores, única y
exclusivamente para el contrato.
Lo único que puede uno imaginarse es que sucede lo mismo
a nivel estatal. Es amplio conocido el
caso de Fernando Cano: más de uno lo conoció, digamos pobre; para luego ser
dueño de casas, ranchos, empresas y hasta aviones. Muy sonado fue el caso, por
ejemplo, de su divorcio y lo que estuvo en juego. ¿Cuántos como Cano se
nacieron y se formaron a lo largo de 80 años de gobierno priista? En fin, ¿ya
se enteraron de la riqueza de Javier Duarte?
Cecilia ya se comprometió. La cuestión es que, como bien
dicen, no se manda sola.
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