La última vez que leí algo de Paloma (Mercedes del
Carmen) Guillen Vicente fue una nota de Tampico; en donde le reclamaban sus
posturas legislativas, muy alejadas de los intereses de la población que
representa; y este fin de semana, Paloma ha sido nota nacional, porque la
acaban de nombrar Secretaria General Adjunta en el CEN del PRI, del partido que
no quiere saber nada de Tamaulipas.
Conocí a Paloma en el gobierno de Emilio Martínez
Manautou, de cuando fue por primera vez, diputada local por Tampico, su tierra.
Recuerdo que un día, ahí en el cubículo del Congreso, le pregunto: ¿Cómo
recibió la noticia de que sería diputada local? Me dijo que andaba de
vacaciones, en una plaza mexicana… y desde entonces no sabe lo que es vivir en
el error: fuera del presupuesto público.
MERITOS, SUERTE O ARMAS DE OTROS.
¿Cómo es posible que Paloma tenga, como quien dice, 30
años viviendo del presupuesto público? Y es cuando, uno recuerda la sentencia
de Nicolás Maquiavelo: de que se llega al poder por méritos (las armas de uno),
por la suerte, te cae de chiripa; o por las armas de otros, es decir, que
alguien de pucha, te recomienda o te impone. Quien conoce a Paloma, diría que
es una combinación de los tres.
Salvo que alguien me desmienta, pero no recuerdo que
Paloma haya realizado –en sus distintos cargos-, algo relevante, notorio o que
haya tenido un fuerte impacto en la vida política de la sociedad. Ha sido
institucional y se ha dejado llevar por la corriente… así se explica, luego
entonces, que completamente desvinculada de Tamaulipas –no la quieren ver-, se
le mencione que puede ser senadora plurinominal en el 2018.
TAMBIEN CUENTA EL VOTO.
Ya Paloma debe estar plenamente enterada: la vida, la
praxis política, ya no es como antes; que bastaba, si, la decisión del fiel de
la balanza para convertirte hasta en gobernador, con más razón en diputado o en
senador. Hoy en día, la inclusión en una candidatura, no es suficiente; y es
que ahora, la verdad, el voto si se cuenta bien, pero además, hay otros
factores: los protagonistas de la política han modificado el escenario.
Se puede ganar una elección o perderla, según se vea,
hasta por 1 o 4 votos. Tal y como sucedió en Güemes, en la más reciente
elección de alcaldes. Y también se pierden elecciones no por uno, por muchos
votos; tal y como sucedió a los candidatos a senador priista por Tamaulipas. El
Güero Assad sabe de eso, también Baltazar Hinojosa Ochoa ya puede contar esa
experiencia. Vale, pues, la actitud ciudadana.
DERROTAS SENATORIALES.
A partir de la derrota del PRI el año pasado el partido
ha caído en un estado de pasividad y
conformismo y parece que no hay nada que lo saque de ese letargo. El reclamo de
renovación de la dirigencia estatal, hoy aun en manos de Aida Zulema Flores,
tiene un incentivo: que quien lo dirija, creen, puede ser el próximo candidato
a senador. Por eso, Alejandro Guevara Cobos, Heriberto Ruiz Tijerina, Roberto
González Barba, entre otros, sueñan con alcanzar esa posición.
Hay, sin embargo, un pero: con el encumbramiento de
Paloma se le ve como adversaria en la lucha por la nominación; pero igual,
Ramiro Salinas está en la misma coyuntura. Hay, otro detalle que no deben
olvidar: el escenario. Los escurrimientos del PRI, de excalcaldes y
empresarios, a Morena y que el PAN es ahora la primera fuerza: ¿ganara el PRI
la primera minoría o caerá hasta la tercera posición? Si es lo último, ni esa
senaduría tendría el PRI. Recuerden: desde el 2000 no gana una senaduría de
mayoría.
Comentarios:
No hay comentarios:
Publicar un comentario