Es difícil escaparnos. Todos somos rehenes del poder del
escritorio. Y es que nadie, pero nadie, puede decir que está a salvo de lo que
sucede y hacen en el gobierno; ahí donde hay un poder del escritorio, que
deviene de una firma, de un sello y que, sin él o ella, nada puede avanzar. Es
el poder que tiene un burócrata, a veces, incluso analfabeto, pero que es el
detentador de un paso más en el proceso de la actividad administrativa.
En términos de una definición partimos de que buro es
escritorio y cratos es poder; el poder del escritorio, que detentan todas las
burocracias, aquí y en China, a cualquier nivel. Y es, si, por este poder, que
se conoce la corrupción, de la mordida, del moche, que se tiene que dar para
que salga una autorización o se autorice un permiso.
PUEDO PARAR UN AVION.
Tuve noción del poder del escritorio en mi vida
estudiantil en la maestría en administración pública, allá en Monterrey.
Resulta que Fernando Vázquez Alanís tuvo a su cargo la reestructuración de los
servicios de salud; fui un simple analista organizacional y fue como tuve la
oportunidad de entrevistar a quien era, en aquel momento, una especie de
supervisor de salud.
Lo entreviste y me dijo: yo aquí soy un jefe de
departamento, pero con mucho poder. Yo puedo parar, me dijo, un avión, con la
sola presunción de que llevan en el equipaje un producto no autorizado o que no
se requirió el permiso apropiado. Si no llevan, me dijo, el sello de mi
oficina, no puede salir. Ese es mi poder y usted, con la reorganización, me lo
quiere quitar.
MÁS Y MAS BUROCRACIA.
Un reportaje de El Diario, el periódico de los bien
informados, hace notar que el actual gobierno estatal incremento en un 25.7% el
presupuesto destinado a pago de sueldos y salarios de la burocracia. Tan solo
el Poder Ejecutivo, paso de tener 14,736 empleados a 18,519. Engroso, si, el
aparato administrativo, desde Secretarios, Directores, Subdirectores, Jefes de
Departamento… hoy, simplemente, hay más gente trabajando que el gobierno
anterior.
Es normal que así suceda. Luis Echeverría, por ejemplo,
para solucionar un problema, creaba una comisión, así, comisión tras comisión,
el gobierno se hacía más grande. No es, hoy en día, el caso, porque desde el
principio se quejaron de que había, si, muchos aviadores –todavía los siguen
buscando con lupa-, pero además, alegando duplicidad de funciones, a muchos los
obligaron a renunciar, unos dicen, por ser priistas.
EL CAMBIO ES NECESARIO.
El cambio de la burocracia siempre se necesario. Cambian
los objetivos, los planes, se hace necesario un cambio. Eso, incluso, lo entendió
Benito Juárez, cuando sentencio que a una revolución política sigue, o debe
seguir, una administrativa. La racionalización, vaya pues, se impone;
racionalización que significa, reducción, no incremento, como hoy está
sucediendo.
Y es que, un cambio racional, significa, en este caso: se
eliminan a los aviadores, por innecesarios; se eliminan a quienes duplican
funciones o actividades. SE eliminan, pues, a los innecesarios y se quedan,
únicamente los indispensables. Vistos así los hechos, significa, llanamente,
que el cambio administrativo actual no responde a una reforma administrativa y
si a un cambio por agregación, que incrementa, no racionaliza a la planta burocrática.
Se despidió a los aviadores, se despidió a algunos porque
eliminaron algunas áreas administrativas, lo que significa, en términos llanos,
que crearon más y más: habrá que confrontar, si, una por una las dependencias
estatales. Mal, si, que se crearan más áreas y dependencias sin ton ni son… al
menos, ya se observa un incremento en la burocracia, que no siempre es
positiva.
Comentarios:
No hay comentarios:
Publicar un comentario