Ya se dan los tiempos para el relevo universitario. Llega
el plazo legal y no hubo, como se pensaba, una acción de impacto por los
vientos de cambio. Atrás quedaron, si, las especulaciones de que llegaría un
nuevo rector, impulsado por el nuevo gobierno; atrás, las menciones de Lidia
Madero como de un empresario de Tampico: va a llegar José Suarez, a quien no le
pueden escamotear la condición de universitario.
Ya se dieron los primeros pasos, ya incluso, el mismo José
Suarez hizo notar que desarrollo acercamiento con directores de las unidades
académicas para crear los consensos pertinentes. Y, para rematar, hace notar
que su proyecto es el de los universitarios. Sera, pues, un relevo
universitario terso, sin complicaciones, aparentemente sin injerencias externas.
EVOLUCION RECTORAL.
He señalado que la Universidad es un ente maravilloso, así
lo puede confirmar aquel que ha pasado por sus aulas, sea como alumno o como
docente. Y por eso, a quienes amamos el conocimiento, nos duele que la
Universidad no sea lo que uno desea: un monumento al conocimiento, a la
investigación, a la docencia, a la calidad en toda la extensión de la palabra.
Por años, sus rectores, eran una especie de caciques
universitarios: duraran uno y otro periodo, se volvían a reelegir, incluso
hasta modificando el estatuto orgánico. Eso propicio por ejemplo, que buena
parte de los directores de las facultades hicieran lo mismo, unos duraron hasta
12 y 16 años. Eran como los dueños, sus propietarios. Este esquema lo rompió
Enrique Etienne.
LOS RECTORES UNIVERSITARIOS.
Viví o conocí muchas etapas de la vida universitaria. Por
ejemplo, en el 1972 el movimiento de “Leyes a la UAT”; la marcha silenciosa de
CU hasta la entrada al teatro de la UAT. Así como el desenlace para que Eduardo
Garza Rivas renunciara al rectorado. A partir de ahí nació una época difícil y
complicada: los líderes universitarios, rectores que se reeligen o que duran
solo 20 o 30 días como Leandro González Gamboa.
Creo que el relevo rectoral más complicados han sido 3:
el de José Manuel Adame Mier, de Humberto Filizola y el de Jesús Lavín Santos
del Prado. Con el primero, Fernando Arizpe y Humberto Filizola eran los
contendientes. Arizpe fue balconeado en una nota periodística: “Quiero ser
rector”, declaro y según el propio Adame Mier, ahí perdió toda oportunidad y
llego Humberto Filizola.
CONTROLAR LA UAT.
Siendo rector Humberto Filizola Haces y el gobernador
Tomas Yarrington se vivió un momento de convulsión política interna porque fue
evidente, sin la menor duda, la intromisión del gobernador Yarrington: Filizola
opera que al interior de la Universidad se apaguen algunos liderazgos
universitarios; y para que deje la rectoría,
se le ofrece una diputación federal… entrega la rectoría y, de ahí, sale
corriendo como quien dice a su registro como candidato a diputado federal.
Jesús Lavín Santos del Prado se convierte en Rector y se
ve como una imposición gubernamental y no logra consolidar su ejercicio y, por
otra parte, sus desavenencias con el gobierno de Eugenio Hernández Flores,
crean las condiciones para un pinochetazo en el salón de eventos de un hotel
capitalino. Así llego, José María Leal Gutiérrez, que le pasa la estafeta a
Enrique Etienne.
PREMIO AL MERITO.
Todo hace indicar que José Suarez será el próximo rector.
Quien ha sido universitario lo conoce, su trayectoria, el trabajo que ha
realizado en sus distintas tareas universitarias, por eso, porque se le conoce,
hay la certidumbre de que la UAT quedara en manos de un universitario, que
conoce sus entrañas, sus fortalezas y debilidades. Por eso, y no otra cosa, se
confía en que haga los cambios pertinentes y fortalezca a el Alma Mater.
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