martes, 3 de marzo de 2015

2015: EL FUTURISMO GUBERNAMENTAL.

En política, dicen, nada es seguro. Sin embargo, hay cosas que si son seguras, inevitables. Y son los plazos, entre ellos, el que dura un gobernador: por eso, en estos tiempos, ya más de uno piensa en ser el sucesor de Egidio Torre Cantú. Obvio, el futurismo es dentro del PRI; futurismo que, por otra parte, tiene un punto coyuntural: los resultados de la elección del 2015.


El punto neurálgico de la elección gubernamental en el 2016 tiene, en el PRI, también dos ventanas: la local y la central. Y se entiende que los resultados de la elección de este año, la federal, puede hacer subir o bajar los bonos de Egidio Torre Cantú: si además de conservar las dos diputaciones locales (Victoria y Mante) es capaz de recuperar otras y, de esa forma, contribuir a que el PRI tenga más presencia en la Cámara de Diputados.


Si logra un triunfo el PRI en el 2015, el gobernador tendrá –como primer priista de la entidad-, mayor capacidad de maniobra, para proponer y argumentar en el proceso de selección interna. Se entiende que, si es así, sus gallos son o pueden ser: Alejandro Etienne (plan A) y en el plan ve bien pueden anotarse, desde Antonio Martínez Torres, Ramiro Ramos o Edgar Melhem Salinas. Es cuando menos la fotografía del momento.


Alejandro es el actual alcalde capitalino y, en el proyecto, fue necesario alcanzar la alcaldía para promoverse. Ahora nadie desconoce que se placea por la entidad, que se reúne con alcaldes, con empresarios e industriales, incluidos ahora los candidatos de su partido a la diputación federal. Antes se mencionaba a Homero de la Garza, pero las acusaciones en Estados Unidos sobre dinero “ilícito” en cuentas bancarias lo hicieron renunciar.


Antonio Martínez Torres fue incluido en la lista a partir de que asume la SEDESOL estatal. Porque, además, tiene una fama –creo que bien ganada como operador político. En tanto que Ramiro Ramos viene de ser líder partidista y actualmente es el coordinador de la fracción local del PRI. Por lo tanto, el líder congresal. Su paso, no tanto en el partido, pero si en el Congreso, le permite tener este tipo de ambiciones, legitimas, que se consolidan por el trabajo realizado.


La fuerza federal tiene como exponentes a Mercedes del Carmen Guillen Vicente, Alejandro Guevara Cobos y se anota a última hora Baltazar Hinojosa Ochoa. Los tres están vinculados a la política tamaulipeca; se les considera que son, una especie de heraldos del centralismo político, porque llegan a una posición de ser candidatos por el apoyo y cercanía que tienen con Enrique Peña Nieto. De los tres, el que menos sufrirá para llegar a la Cámara, sin duda que es Hinojosa Ochoa: Paloma y Alejandro tienen que pasar la aduana de los votos.


Paloma viene de ser subsecretaria de Gobernación, Alejandro de ser el Coordinador de Giras Presidenciales, en tanto que Hinojosa Ochoa de ASERCA, una entidad pública vinculada al desarrollo rural. Y, ojo, a cada uno se le atribuye un padrino diferente: Osorio de Paloma; Videgaray de Baltazar y de Alejandro siempre se le ha atribuido un padrinazgo en la cúpula militar.


El futurismo político dentro del PRI no es nada nuevo. Tomas Yarrington, Eugenio Hernández Flores e incluso Egidio Torre Cantú, pueden ser considerados decisiones locales. En aquel momento gobernaba el PAN la presidencia de la Republica; ahora, Enrique Peña Nieto, representa y significa el regreso al centralismo político: esa es, y no otra, la fuerza que mueve la ambición de Paloma, de Alejandro, de Baltazar… saben, bien que saben, que su posición a nivel local no es para resultar triunfantes.


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