Estamos en Semana Mayor, en Semana Santa. Todos, o casi
todos, siempre quieren, esperan con ansia, que llegue la Semana Santa. Sin
embargo, es preciso hacer notar que tiene una doble connotación: para unos, es
la oportunidad de salir de vacaciones, de aprovechar los días e irse, mínimo a
la playa o al rio; para otros, es una magnífica oportunidad de un reencuentro
con la fe religiosa.
En términos espirituales, la Semana Mayor, es la
oportunidad para reflexionar, para adentrarnos en las palabras de la Sagrada
Escritura, de recordar como Jesús fue crucificado. Es la oportunidad que se
dan, por decir, los católicos para hacer actos de fe… en este momento, por
ejemplo, un grupo de católicos hacen su peregrinación (a pie) hasta El
Chorrito.
Por mi parte, en esta época, es cuando vuelvo a releer,
uno y otro de los libros del Nuevo Testamento, que tienen narraciones sobre la
vida de Jesús; de sus predicas, de sus actos de sanación y, claro, de cómo es
sometido a un juicio y condenado a ser crucificado. Siempre, así lo considero,
es bueno leer y releer algunos pasajes bíblicos que reconfortan y que, por otra
parte, nos conducen a la comprensión del valor y el significado de la fe.
Hay, sin embargo, un hecho que no se puede negar. Veremos
en estos días como miles y miles de mexicanos, hombres y mujeres, grandes y
chicos, participan de los actos religiosos. Son muchos, pero antes, eran muchos
más: ya son menos los católicos en México, año con año, va disminuyendo y la
culpa no es más que de la misma iglesia: se olvida de predicar las enseñanzas
de Jesús.
Haces más de 15 años asistí a una iglesia en Matamoros,
como padrino de una primera comunión. El sacerdote, en la misa, dio santo y
seña de como feligreses de su parroquia emigraban a otros grupos religiosos. De
esta misma cuadra, dijo. Debo decirles que inicio la misa después de una hora,
en tanto las religiosas una y otra vez nos hacían repetir las normas del
sacramento, está ocupado el padre, nos decían: apareció y, jovialmente, dio a
conocer el marcador de un juego de la selección mexicana… lo estaba viendo.
Y luego, así con eso, se quejaba de que ya hay menos
católicos. Y es que lo vemos: buena parte de los mexicanos, que son católicos,
aprovechan la Semana Santa para divertirse: piensan que son días para descansar
y lo correcto es vivir la conmemoración religiosa; sin embargo, vivimos un
mundo de consumismo… basta recordar como, por ejemplo, Mónica González García
en su condición de responsable de turismo en la entidad, presume mas y mas
visitas a los centros turísticos, sobre todo a los que son playa.
Los culpables son la misma iglesia. Han perdido la
capacidad de predicar con el ejemplo, de inculcar las predicas, las enseñanzas
de Jesús. No son congruentes con las mismas. Hace días, en un taller mecánico,
un señor explicaba: que había sido secuestrado, que había perdido todo, y que
al momento de ser liberado, lo primero que hizo fue entrar a la iglesia que
estaba más cerca, que con lagrimas en los ojos, le pidió al sacerdote una
oración porque había salvado su vida. Su dolor, explica, se incremento: que le
pidieron que primero pagara el costo de la misa, cierto o no, la iglesia se ha
materializado, ha perdido su mística de pobreza.
Cada día son más los mexicanos que se alejan de la
iglesia católica. Van en busca de una fe que sea más congruente en la enseñanza
y en su práctica. Y en fechas como estas, es cuando la iglesia hace notar la
condición de humildad que debe contener cada uno de nuestros actos. Y es que,
la conseja popular es válida: no basta con serlo, hay que parecerlo. Y ahí es
donde falla la iglesia: pregona una enseñanza que no practica.
Contacto:
Correo: meliton@prodigy.net.mx
Web: http://meligue.blogspot.mx/
Twitter: @melitonguevara
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