viernes, 13 de marzo de 2015

CASTIGO DEL DIABLO.

El ser humano como tal es distinto –así lo hemos creído-, de los animales. El ser humano es pensante, tiene una condición racional, en tanto que los animales –con el perdón debido-, solo el instinto. Ello nos lleva a una situación específica: el hombre, o mujer, sabe perfectamente distinguir entre el bien y el mal. Así, el comportamiento, del ser humano tiene un soporte en los valores que ha asimilado y practica.


México y Tamaulipas en especial está viviendo momentos excepcionales, inéditos, que tienen que ver con el bien y el mal: la violencia está en muchos lugares, los actos u hechos que no van acordes con las normas de convivencia social cada vez son más intensos. Y en este contexto, es como recibimos las palabras, la expresión, del Papa Francisco de que lo que sucede en México es un castigo del diablo, por la devoción católica del pueblo.


Efectivamente, puede ser un castigo del diablo. Pero hay, sin embargo, una explicación innegable: el estado de cosas es consecuencia inevitable de un mundo de corrupción, de impunidad, de complicidad; la corrupción que impera en México es tan difícil de soslayar que, cada día, hay más elementos para consolidarla: ahí tienen, por ejemplo, lo que acaba de suceder en Matamoros: policías federan detenidos por acciones de extorsión y de secuestros. ¿En quién, pues, se debe confiar?


Yo más bien creo que, lo que sucede, es consecuencia de la propia acción o inacción de quienes nos gobiernan. El problema tiene que ser visto de manera estructural y entender, por ejemplo, que no tiene solución a corto plazo: está muy documentado que la falta de oportunidades educativas, las pocas oportunidades de empleo, entre otras cosas, orillan a que los jóvenes se enrolen en las filas de la delincuencia.


¿Cómo puede vivir una familia que no tiene ingresos o que tiene pero que no son fijos? Debería espantarnos que el salario mínimo muy apenas rebasa los 70 pesos en el 2015. Y, aunque no se crea, hay quienes ganan solo un salario mínimo. Y el costo de la vida no es fácil: basta ir al mercado o a la tienda de autoservicio para darse cuenta que esos 70 no sirven para nada… un kilo de tortillas 15 pesos y uno de huevo 50… ¿Qué más se puede comprar?


Y es que los actuales servidores públicos no tienen la menor idea del costo de la vida. Todavía recuerdo cuando Ernesto Cordero, como Secretario de Hacienda (ahora es senador) se atrevió a señalar que con 6 mil pesos mensuales un mexicano tenía para vivir, pagar la escuela de sus hijos, comprar un carro. No tenia, o tiene, la menor noción del costo de la vida. Así, con ese desconocimiento, como pueden gobernar.


Hace poco Alejandro González Iñarritu, el cineasta galardonado con el Oscar, dejo ver su sentir sobre el tipo de gobierno que tenemos. Se lamento que no tengamos un buen gobierno; dijo, que tengamos el que merecemos. La verdad, muchos queremos, deseamos, al estilo de Platón, tener los mejores gobernantes. No los tenemos porque como ciudadanos no asumimos, obvio, la responsabilidad de ejercer y hacer valer nuestros derechos: el voto que emitimos, en lo general, no es producto ni consecuencia de un acto racional…entre los criterios, dicen los expertos, cuentan las despensas y los apoyos gubernamentales.


Tener uno que otro gobernante malo, mal administrador, también ¿será culpa del diablo? Porque un gobernante que solo piensa en el, que se olvida del pueblo, es individualista; si solo piensa en sus amigos, para compartir un repartir un botín político, abandona el principio de hacer bien las cosas. ¿Por qué, entonces, el pueblo voto por quienes nos gobiernan? Ya ven, a Hilario Ramírez Villanueva robo “poquito” en San Blas, Nayarit y volvieron a elegirlo como alcalde, siendo candidato independiente: ¿se tropezaron con la misma piedra los habitantes de San Blas?


Contacto:
Web: http://meligue.blogspot.mx/
Twitter: @melitonguevara


No hay comentarios: