jueves, 19 de marzo de 2015

ARISTEGUI.

Comentar sobre Aristegui puede resultar ya ocioso, puesto que si algo sucedió a raíz de su despido de MVS, fue precisamente un alud de comentarios y posturas. Sin embargo, creo pertinente hacer, en todo caso, una serie de puntualizaciones de hechos y resaltar que siempre que ha sucedido algo parecido el resultado ha sido, al final, beneficioso para la sociedad.


La represión y censura no son de hoy, siempre ha existido. Sin embargo, como bien se dice, la libertad de expresión es algo de actitud y de comportamiento; y en este sentido, Carmen Aristegui siempre ha mostrado una actitud de rebeldía ante el poder. No una ni dos veces, ese ha sido su comportamiento normal. No extraña, pues, lo que sucedió.


El caso ha sido comentado prácticamente en todos los ángulos: el de la empresa y, en esta coyuntura, le dan la razón a MVS, por su condición de patrón que tiene reglas y normas para desarrollar su tarea de hacer noticias. Ya en el otro ámbito, de la democracia, de la libertad de expresión, de la coyuntura del ejercicio de un periodismo de investigación es distinto.


Wilbert Torre al tocar el tema de Aristegui ( http://cuadernosdobleraya.com/2015/03/16/wtaristegui/) nos remite a una conversación con Julio Scherer García al final pondera el papel y el rol que juega el periodismo de investigación que desarrolla Aristegui. Para hacer, al final, una recomendación-exhortación: así como están las cosas, tarde o temprano, la periodista tiene que crear su propia empresa tal y como, en su momento, tuvo que hacerlo Scherer García: la revista proceso.


¿Qué fue lo que sucedió? Todo hace indicar que MVS simplemente aprovecho una coyuntura para quedar bien con el poder; es algo que con cierta frecuencia hacen algunos medios y mas aquellos que dependen de una concesión. La historia es prolija en ejemplos de cómo se las gasta cuando hay periodismo “incomodo”. Creo que el último, que tuvo una fuerte trascendencia, fue la de Excélsior en tiempos de Luis Echeverría Álvarez.


El poder le mostro a Julio Scherer su capacidad para lograr un propósito: acallar la libertad de expresión. A raíz del fallecimiento de Scherer, la revista Proceso retomo textos donde describe la relación medios-poder. La cuestión es que los hechos son los mismos, le dijo a  un Presidente, el problema es que cada quien lo ve de manera diferente.


Es lo que sucede con el caso de Aristegui vs MVS, cada quien lo ve diferente. Por se cuenta con una estructura mental distinta y, además, con intereses muy diferentes. Sin embargo, hay una realidad que no se puede soslayar: Excélsior ya no pudo ser, ni es, igual o mejor al de Julio Scherer. Lo mismo, sin la menor duda, le sucederá a MVS. Y, sin embargo, como bien se dice, Aristegui tiene otras plataformas, seguirá practicando su ejercicio periodístico y quizá, de el, se desprendan otros proyectos periodísticos.


Está claro que el medio de comunicación puede ser, al estilo de Héctor Borrat, un actor político. Para serlo hay una condición mínima: que sea independiente. Que es algo difícil, muy difícil, de lograr en México: los factores formales y reales del poder tarde o temprano inciden, impactan, en la construcción de la agenda mediática. El poder, no negocia, impone, reprime o destruye.


Y en todo caso, hay que seguir el consejo de Bertol Brech de las 5 dificultades para decir la verdad: 1) El valor de escribir la verdad; 2) Perspicacia de reconocer la verdad; 3) Arte de hacer a la verdad manejable como un arma; 4) Seleccionar o escoger en manos de quien la verdad es eficaz; y, 5) Proceder o actuar con astucia. Consejos que, creo, en la práctica son los que convierten a Aristegui en una periodista de nuestro tiempo, comprometida con su audiencia.


Contacto:
Web: http://meligue.blogspot.mx/
Twitter: @melitonguevara





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