Releyendo a “El conde de Montecristo” de Alejandro Dumas
me encuentro con la afirmación de que, en la política, solo hay intereses,
intereses y más intereses. No vale, eso que llaman ideología o que en los
partidos se llama “Declaración de Principios”. La mejor prueba la tienen con
Ana Guevara, que es del PT y llama, invita pues, a que voten por la candidata
priista a la gubernatura de Sonora.
Es fácil observar que hay intereses, digamos, encontrados
en un proceso electoral. Por ejemplo, es fácil detectar que para el gobernador
Egidio Torre Cantú cuando menos tiene compromiso, o les ve futuro, a candidatos a diputado como
Alejandro Guevara Cobos como a Miguel González Salum. Incluso, los expertos,
hacen notar: Alejandro es el delfín del centro y Miguel el local.
Solo que los intereses se encuentran, topan, de pronto se
coaligan o se contrarrestan unos con otros. Hace días estuvo por Tamaulipas
Cesar Camacho Quiroz, el líder nacional del PRI, quien se presume, será el
próximo líder de los diputados priistas. Pues bien, cuentan que vino a la
entidad a cuerpear a dos que tres candidatos: sobresalió con Paloma Guillen, en
Tampico; y en Matamoros con Jesús de la Garza.
Es importante observar lo que sucede en campaña, claro,
pensando en el 2016: la elección del próximo gobernador. Todos asumimos que
Alejandro Guevara, Miguel González, Mercedes Guillen (Paloma) como Baltazar
Hinojosa, por el lado del PRI, sueñan o están pensando en que pueden ser
sustituto de Egidio Torre Cantú. Y, en esa coyuntura, tienen que observarse
ciertos movimientos en el escenario político.
Uno. Baltazar Hinojosa Ochoa ya tiene delantera: no tiene
ningún problema para ser diputado federal plurinominal y, además, ya es el
Secretario de Organización del CEN de su partido; es decir, ya tiene plataforma
para estar en los reflectores. En cambio, tanto Alejandro, Miguel como Paloma
tienen que cubrir un requisito: triunfar en las elecciones, hacerlo con buena
votación, que no quede la menor duda, de que son capaces de convocar a los
electores.
Paloma, Alejandro y Miguel saben que son parte de una
caballada que, ahora si, indica que esta un poco gorda para el 2016. El primer
paso es ganar la elección; ya luego, el proceso es diferente, los pesos y
contrapesos decidieran el destino de cada uno. Obvio, el peso local solo tiene
como candidato a Miguel; y el resto, viene del centro: quien tenga mejores
apoyos, mas fuerza o mayor capacidad de negociar, será el campeón, el que se
pueda quedar con la estafeta de ser candidato a gobernador.
Puede ser mucha anticipación porque el escenario puede
cambiar drásticamente: al moverse las piezas de la elite nacional priista, como
del gobierno, tiene su impacto en lo local: Alejandro presume el apoyo
presidencial; Paloma el del Secretario de Gobernación en tanto que Baltazar
Hinojosa Ochoa, el de Cesar Camacho como el Presidencial. Asi, sin querer
queriendo, se van acomodando las calabazas.
En los terrenos de Rafael González Benavides hay mucho
optimismo. Piensan que en esta elección, los resultados serán diferentes a las
elecciones anteriores: que no solo van a ganar, como ha sucedió, Mante y
Victoria, sino que van a recuperar terreno. Amoral dirían, ganar los 8
distritos, pero como líder cuenta González Benavides, que el va por todas. Me
dijo un activista: platique con mi candidato 5 minutos y lo convence de que
vote por el… no es de mi distrito, ni modo.
Vemos por todos lados candidatos, activistas, brigadas de
impacto, ya en la televisión los spot de los candidatos, también en la radio, y
las notas periodísticas impresas. ¿Quién va ganando? Las encuestas mienten, lo
único verdadero es lo que sucede el dia de la elección: lo que digan las urnas…
y ya faltan menos días para eso.
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