jueves, 28 de mayo de 2015

NEGOCIAR Y CHANTAJEAR.

El trabajo de Ramiro Ramos Salinas en su condición de líder parlamentario tiene una característica básica: le demanda una capacidad enorme para negociar, obvio, lo que implica además de escuchar la habilidad para argumentar o contraargumentar. Y es en los  momentos complicados en donde sale a relucir si se es o no, buen negociador: en este caso, imperativo, es el de la reforma política electoral.


Primero habían dicho, informado pues, que estaría lista para el mes de mayo. Era un compromiso de los legisladores; sin embargo, ahora resulta que siempre no, que se mueves hasta el próximo mes, al menos es lo que se conoció esta semana. Y la nota, digamos discordante, la proporciona la fracción parlamentaria del PAN; que abandona la mesa de trabajo, argumentando una simulación de democracia e independencia del Poder Legislativo.


¿Por qué abandona el PAN la mesa de discusiones? Dan, es cierto, un argumento; sin embargo, en la historia política, siempre hay una negociación, es decir, un estira y afloje, de tal manera que unos ceden algo y otros piden más. Al final, si hay acuerdo, se entiende que se “negociaron” puntos, decisiones y acciones. Por otra, parte, el propio Ramiro Ramos hace notar que ya están platicada la agenda con todos los grupos.


En fin, hay un detalle. Nadie, creo que ni los propios diputados, son capaces de creer en la independencia del Poder Legislativo; no al menos ahí donde hay una mayoría aplastante, o una mayoría calificada para tomar decisiones. Es obvia la influencia del Ejecutivo sobre el Legislativo: Ramiro Ramos fue colaborador del gobernador, fue el líder estatal del PRI, cuyo jefe real es el gobernador. Así ha sucedido en otras épocas: la dirección de la acción política la marca el titular del Ejecutivo.


Hablan de simulación. Recuerdo cuando los diputados locales estaban en proceso de elegir a nuevos Consejeros Electorales. Leonor Sarre, que era diputada y parte de la comisión, declaro que todo era una simulación; que ya estaban los acuerdos y que incluía el que Miguel Gracia dejara de ser Consejero Presidente. Así sucedió, solo que para no dejarlo desprotegido, se le convirtió en el Magistrado Presidente del Poder Electoral. El PAN, en aquel momento, se salió con la suya… no se reeligió al Consejero Presidente.


La actitud de los legisladores panistas puede tener dos razones: a) protagonismo, hacer ruido y ofrecer a la ciudadanía, al electorado, una imagen de que proponen y defienden esquemas que rompen con la propuesta oficial; b) negociar, alcanzar un beneficio, que bien puede ser en prerrogativas y prebendas o, en última instancia, modificar o quitar alguna propuesta que no les parezca beneficiosa. Dicen que, por sus hechos los conoceréis.


La mecánica legislativa es obvia: en Comisiones se discuten los puntos y se toman acuerdos, de tal suerte que es, a partir de esos, como se desarrollan los hechos en una sesión legislativa. Por eso, en otras ocasiones, nos hemos topado con situaciones extraordinarias: que diputados panistas aprueban las propuestas legislativas, porque así lo acordaron, y luego las impugnan… y en algunos casos se han salido con la suya porque no se sigue el debido proceso.


Ante la huida, o escape, de los legisladores panistas el líder congresal Ramiro Ramos Salinas explico: “No sé porque (se fueron). No veo ninguna razón porque la agenda esta platicada con todos los grupos parlamentarios. Ellos tienen derecho a estar opinando y aportando ideas para una reforma político electoral, que es la más importante de la que hemos abordado aquí”.


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