El próximo 7 de julio habrá elecciones federales; se van
a elegir a 300 diputados federales de mayoría, en Tamaulipas serán 8; y en
algunas entidades, habrá elecciones locales, incluyendo la de gobernador. Así,
envueltos en una campaña electoral, es como se evidencia un incremento de la
guerra sucia: misma que ya alcanzo a Lorenzo Córdova, el Consejero Presidente
del INE.
¿Qué tanto afectan, grabaciones de ese tipo, o impactan
en un proceso electoral? En la historia hay casos de como, hechos imprevistos,
han modificado el rumbo de una decisión electoral: a nivel internacional está
el caso del bombazo en la estación del metro de Atocha, en Madrid, España; aquí
en México, lo que sucedió en Sonora, con la guardería ABC, provoque que el PRI
perdiera la gubernatura.
¿El caso del espionaje telefónico que tanto ha impactado?
Recordamos aquella grabación de la maestra Elba Esther Gordillo con un
exgobernador, felicitándole por su apoyo para un candidato; fue a posteriori,
no paso nada. Otros casos, vinculados con la lucha por el poder, están las
grabaciones de la hermana de Felipe Calderón, la que quería ser gobernadora de Michoacán.
Grabaciones aquí y por allá, que hablan de un hecho innegable: el espionaje
telefónico, el Gran Hermano nos Vigila.
Escuche en un programa de radio algo que me sorprendió:
en todos las casos de espionaje telefónico que se han dado en México no hay
culpables o castigo para los culpables. Son hechos impunes y, decían, por eso
hoy por hoy es la mejor herramienta política para desprestigiar o destruir a
alguien. Y es que, al menos, se pone en evidencia que hay incongruencias o
inconsecuencias entre una vida pública y una privada. Ya hay límites o barreras
entre una y otra.
Lorenzo Córdova es, a todas luces, una persona brillante;
al menos eso evidencio una y otra vez cuando vino a Victoria a impartir
conferencias sobre acceso y transparencia; ya se disculpo por las expresiones y
su postura es que fue una conversación privada y hace notar: la filtración de
la grabación tiene una intencionalidad. Claro, claro que la tiene, si no la
tuviera, pues ni de chiste la hacen circular.
Así como se difundió la grabación de Córdova, se han
difundido las riquezas del actual gobernador de Nuevo León Rodrigo Medina de la
Cruz, al grado que ya el PAN anuncio que puso la denuncia en la fiscalía
correspondiente; y las filtraciones sobre la candidata priista de Sonora Claudia Pavlovich Arellano, son la mejor evidencia de
que la guerra sucia esta en todo su apogeo.
El espionaje telefónico, o los videos, que han servido
para “balconear” a líderes y políticos es, a todas luces, consecuencia o
producto de un plan, una organización. El video de los legisladores panistas,
que tuvieron su fiesta con bebidas y mujeres, estuvo guardado meses, hasta que
se difundió; el mismo caso de Lorenzo, la conversación no fue ayer ni antier,
fue el 23 de abril… y la sacan un día antes de que el INE resuelva sobre las
multas y la desobediencia del Verde a cumplir con la ley.
Hasta la fecha no se han desarrollado investigaciones
sobre espionaje telefónico o, si se han realizado, no se han hecho públicas; lo
que evidencia, en todo caso, que es una acción ilegal pero queda impune. No hay
forma de impedir tal acción ilícita; luego entonces, los políticos y la elite
de la burocracia, ya saben a qué atenerse: ser congruentes con sus hechos y con
sus dichos… no saben dónde está el enemigo que los graba, que los balconea.
El Gran Hermano Nos Vigila. Parece mentira pero en series
policiacas o en películas gringas una y otra vez insisten en que después del 11
de septiembre, los Estados Unidos dieron vida a una supercomputora que escanea
conversaciones, como una forma de detectar focos rojos. Suena espeluznante,
pero las grabaciones o videos que a veces se difunden no pueden ser producto
del azar… ¿le pueden preguntar a Pedro Ferriz de Con?
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