“No coman ansias, ya falta menos” es la expresión que
utiliza Egidio Torre Cantú, para decir a los reporteros, que ya en pocas horas,
su partido, el PRI, tomara la decisión de quien será el abanderado a la
gubernatura. En tanto, también, se conoce que Baltazar Hinojosa Ochoa, pidió
licencia como diputado federal, para, dice, ser candidato a un puesto de
elección popular.
En fin, mientras que el PAN ya definió que será Francisco
Javier García Cabeza de Vaca su candidato a gobernador, en pocas horas –quizá
para cuando lea esto ya es público-, sabremos quién será el candidato del PRI.
Uno y otro parto, entiéndase político, conlleva la necesaria “operación
cicatriz”. En ambos partidos, recuérdese, se firmo pacto de unidad.
Sin embargo, de cómo suceden las cosas y de cómo se
afectan a unos y otros, están las palabras de Carlos Canturosas: de que le
ofrecieron una diputación plurinominal y que decidió continuar trabajando por
el pueblo de Nuevo Laredo. Leticia Salazar no ha dicho nada, pero su expresión
facial, en la foto del destape, lo dice todo: imagino que tampoco acepto una
diputación.
Así, con solo conocer la decisión de uno y ver la cara de
la otra, difícil pensar que habrán de ayudar, de contribuir o participar, en la
campaña del actual senador. Y no es difícil pensar que pueden optar por el
inmovilismo, no ayudar; poner piedritas en el camino, obstaculizar el trabajo
partidista o, de plano, hacer el “chapulineo” e irse a otro partido político.
En el caso de PRI, como bien dijo Ramiro Ramos Salinas:
“Estamos en la final” y con el, fueron 6 mas. ¿Cómo funcionara ahí la operación
cicatriz? Baltazar, Paloma, Etienne, Alejandro y Ramiro, obvio, de no ser,
pueden seguir con sus cargos y recibirían otras prebendas o prerrogativas; en
el caso de Enrique Cárdenas se ha especulado con una diputación para Diana Luz.
Y Marco Antonio Bernal seguiría con su padrino en el PRI nacional.
¿Por qué es importante la operación cicatriz? Para validar
el acuerdo de unidad partidista, para darle cohesión a la lucha por el poder. Y
es que, esta visto en términos históricos, cuando se toma una decisión
equivocada, el riesgo de perder es mayor…precisamente porque, uno, varios o
todos, en su actitud de descontento, pueden hacer todo lo posible porque, el
elegido, no triunfe en la contienda constitucional.
Impedir los escurrimientos es la meta de la operación
cicatriz. Y, en este caso, como la negociación es a nivel de cúpula partidista,
se tiene que ver la mano de Manlio Fabio Beltrones: acordar, negociar o pactar,
para que la unidad partidista sea una realidad al momento de hacer el trabajo y
que se evidencie el día de las elecciones.
A nivel municipal, aquí en Tamaulipas, las imposiciones
han costado el triunfo electoral. Uno de los casos más sonados fue el de
Magdalena Peraza, en Tampico: el PRI no la considero como su candidata, brinco
al PAN y gano. Hace tiempo, en Jiménez, se empeñaron en imponer a un candidato
y Rosario Treviño, como independiente, gano la elección. Así que, imaginen, si,
lo que puede suceder con un candidato a gobernador que no garantice el triunfe
y que, además, se cocinen escurrimientos o chapulineos partidistas.
Quizá, para la decisión Tamaulipas, tengan en claro un
escenario: quienes son diputados (Guevara, Paloma, Baltazar y Ramiro)
difícilmente pueden chapulinear; ni pensarlo de Etienne o de Marco Antonio
Bernal… y en el caso de Enrique Cárdenas, desde un principio, dijo, repitió una
y otra vez, que en caso de no ser tomado en cuenta por su partido, no se iría.
Así que, con este escenario, está garantizada la unidad, más no la cooperación
y participación para un triunfo.
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