El día de hoy miércoles fui a un edificio público y, como
es costumbre, hay que identificarse. Le digo al guardia, soy de prensa y de
inmediato me hace la pregunta: ¿ustedes ya saben quién es el candidato?, se
entiende que del PRI. Y como ese guardia, unos y otros, también se hacen la
misma pregunta. Por lo pronto, ya hay convocatoria.
Y como bien dice Enrique Cárdenas, a partir de ahora, en
cualquier momento sale el candidato. Tensión, especulación, morbo, inquietud,
como usted quiera llamarlo, pero en verdad, como se dice en el rancho, Manlio
Fabio Beltrones tiene a los tamaulipecos en “ascuas”, pensando y elucubrando en
quien será el candidato a la gubernatura.
La percepción, entre algunos analistas y comentaristas
políticos, es que solo quedan en la recta final dos contendientes: Baltazar
Hinojosa Ochoa y Marco Antonio Bernal Gutiérrez; al grado que, distribuidas las
simpatías o los recursos, tenemos que en el Universal hace días dieron como
bueno al matamorense, familiar del constructor favorito de Enrique Peña Nieto;
en tanto que en Milenio al ahijado de Manlio Fabio Beltrones.
En tanto otro comentarista, de allá de México, no vacilo
en advertir que el exsecretario de gobierno Alejandro Etienne, es el puntero y
favorito. La cuestión es que Alejandro a sido Presidente del Tribunal y solo
Secretario pero del Ayuntamiento Capitalino, precisamente cuando Egidio fue el Presidente
Municipal. Ni modo, pues, de no entender quien es su padrino.
En uno y otro Estado donde habrá elecciones para gobernar
en el 2016 va deshojando la flor, descartando precandidato y destapan al bueno.
Solo Tamaulipas, da la impresión, se atoro la decisión; para unos, eso es
positivo en virtud de que, en la práctica, la decisión debe ser más lógica al
escenario político. Y, para algunos, es tan pareja la lucha cuando menos entre
Baltazar, Etienne y Marco Antonio, que la decisión puede ser por medio de un
volado.
Por lo pronto, ya hay convocatoria y entre los requisitos
que deben de cubrir –obvio, los exigidos por la ley, se establecen los
siguientes para lograr el registro: 25% de la estructura territorial; tres de
entre los sectores y organizaciones nacionales; 25% de los consejeros
políticos; y 10% de los afiliados al registro partidario (se entiende de la
base militante). ¿Hay o no dedicatoria?
Puede no haberla, pero la coyuntura de una “cargada” a un candidato
“oficial”, que será único.
Se entiende que, si quieren llegar con un candidato
único, para este momento ya está la definición. Y, obvio, el elegido, es quien
tendrá que trabajar de aquí al 30 de enero para cumplir con los requisitos,
para llenar el expediente. Así, solo habrá un precandidato, vaya la
redundancia, en precampaña y llegar, entonces, a la asamblea estatal de
consejeros en armonía, cohesionados y listos para ganar.
Como bien dice Enrique Cárdenas, en cualquier momento, se
dará a conocer el nombre del ungido; sin embargo, el tope es precisamente la
fecha de registro, el 30 de enero. Solo debe llegar “uno” con el apoyo y
respaldo de los otros, tal y como se acepto por los 7 aspirantes al momento de
firmar, como quien dice, el acuerdo de civilidad y de unidad.
“Madurez y responsabilidad”, indica el gobernador Egidio
Torre Cantú, serán las premisas del proceso electoral que ya estamos viviendo.
Conceptos que, creo, tienen que manifestarse en todos los actores políticos: en
los partidos políticos, para elegir a sus candidatos; en los dirigentes
partidistas para hacer talacha electoral en tanto que los ciudadanos, todos,
para emitir el voto y que no sean, como en otras ocasiones, nuevas autoridades
emanadas de una voto minoritario.
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