A unos les gusta mucho la canción, esa que dice:
“Diciembre me gusto pa que te vayas”, amarga navidad, la canción de José
Alfredo Jiménez. A mí me gusta diciembre por sus posadas, las reuniones
familiares y, claro, las graduaciones: es un mes de pura felicidad, para chicos
y grandes, hombres y mujeres. Claro, como en todo, hay sus excepciones, pero así
es la vida.
En mi época de docente universitario en diciembre, cuando
se graduaban mis alumnos, aprovechaba la ocasión para felicitar a todos en
general; en especial, a aquellos que por su aprovechamiento, eran motivo de
orgullo de sus padres y de reconocimiento por la institución educativa. Hoy, pues,
para ellos mi felicitación, de manera anónima, porque no se sus nombres.
LA GRADUACIÓN UNIVERSITARIA.
Mi graduación universitaria nunca la voy a olvidar. Y es
que, dada la condición socioeconómica de mi familia, hubo un momento en que
pensé, si, que no estudiaría la universidad. Y ya luego, como docente, fui
testigo durante 37 años de graduaciones: vi formar a mil y más, que hoy muchos,
son exitosos profesionistas y, veo, además como se acuerdan de su vida de
estudiante. Hace días vi, por ejemplo, que la generación 73-78 de Licenciados
en Administración Pública se reunieron: y hoy, una de Comunicación, se reúne
para festejar que hace 20 años concluyeron sus estudios universitarios.
Diciembre es época de graduaciones. Y una de las
graduadas en Roció Guevara, una de mis sobrinas; que en la ceremonia no pudo
ocultar su emoción y que después, entre abrazos y besos, dio gracias a sus
padres (Artemio y Chely) por el apoyo, pero sobre todo, dio gracias a Dios por
concederle la oportunidad de concluir sus estudios y se declara lista para
entrar al mundo laboral y, luego, dijo, a estudiar la maestría. Ya hay, pues,
psicóloga en la familia.
IMPOTENCIA Y CORAJE.
Pero cuando termina un ciclo escolar no todo es
felicidad, alegría y contento familiar. Hay que contar todo. Con mis alumnos,
por ejemplo, veía la desesperación de unos y otros por la presión, la carga de
trabajos finales, de los exámenes y, claro, la inquietud de sus padres porque
sus hijos aprobaran o ya concluyeran sus estudios. Y también de cerca vi, escuche,
a veces, el coraje y la impotencia de pagar cuotas, inscripciones y cursos.
Cuando termina un curso o periodo lectivo ese es otro
problema. Más de una vez nos enteramos por los medios de comunicación, o en
charlas de sobremesa, de cómo hay coraje e impotencia de padres de familia: en
la escuela los amenazan con no darles las calificaciones, o de plano, no darles
oportunidad de presentar sus exámenes finales si no pagan, sobre todo en las
escuelas particulares. Acusaciones van y vienen, es un cuento de nunca acabar.
COBROS EXCESIVOS.
El viacrucis (en diciembre) académico es para los padres
que tienen hijos en escuelas particulares. En otros tiempos las denuncias han
proliferado y PROFECO no da señales ni de humo. Y es que, nomás para que se den
una idea, en Tamaulipas hay 500 escuelas particulares (todos los niveles) y en
la capital tamaulipeca se registran más de 50 y más de una, por no decir todas,
hacen de las suyas.
Les pongo solo un caso, de la UVM: aplicaron un aumento
en las colegiaturas de más del 20%. Y los padres, ni como protestar, bien que
saben que al hacerlo, dar la cara pues, los únicos afectados pueden ser sus
hijos. La Universidad, en plan de comprensión, da la oportunidad de pagar en
parcialidades… pero ese no es el caso: el caso es que aumentaron la colegiatura
y, aquí y en China, ese tipo de acciones quiérase o no desestabiliza a
cualquier padre de familia, porque el sueldo sigue siendo el mismo... el
aumento de 8 pesos inicia hasta enero.
HACEN SU AGOSTO EN DICIEMBRE.
Me gusta diciembre pa que se vaya, pero sueldo y
aguinaldo. Se va en graduaciones y en bodas, en preposadas y posadas, en
regalos navideños; y en pago de colegiaturas e inscripciones, esto último, para
que los hijos tengan derecho a presentar exámenes finales y, en ciertos casos,
hasta para que puedan recibir sus calificaciones… en más de 500 instituciones
educativas en el Estado y más de 50 en la capital tamaulipeca… Por cierto,
antier se gradúa mi sobrina Roció y hoy se casa Karla, otra sobrina.
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