En un día cualquiera, desde el momento que salimos a la
calle, sea a pie o en coche, para donde veamos siempre vamos a observar a un
carro chocolate; vehículo que, por lo regular, puede traer placas americanas,
placas de una u otra organización que –dice- las regulariza, otros más,
simplemente, sin placas. ¿Quién puede, por ejemplo, afirmar que nunca ha tenido
un carro chocolate?
Cuando concluí mis estudios de maestría me incorpore,
como profesor de tiempo libre, en la Facultad de Comercio y Administración. Y
dado el ingreso reducido no me quedo otra opción que comprar un carro
chocolate; fue un Ford Falcón, no recuerdo si modelo 1967. El caso es que, en
aquella época, así anduve por la ciudad… nunca tuve problemas con los tránsitos
ni otro tipo de autoridad.
CARRO: ARTICULO NECESARIO.
Entiendo que, así como yo pase por una etapa inicial
complicada, pues otros están hoy en día en la misma circunstancia: sus ingresos
son mínimos, los necesarios para sobrevivir, que difícilmente pueden adquirir
un carro nuevo, ni pagándolo en abonos. La ciudad ha crecido, las necesidades
de movilización son cada vez más apremiantes, así que la única opción es un
carro chocolate. Por eso, se entiende, observamos en la calle uno y mil carros
de ese tipo.
Ha crecido, obvio, el número de carros que andan en las
calles de la ciudad. Y con ellos, también, el número de accidentes y en más de
las veces, los culpables, son este tipo de carros, que no traen papeles, no se
puede fincar responsabilidad a alguien…otra cosa: quienes los conducen a cada
instante dan muestras que les falta pericia para maneja y eso agrava los
problemas viales de la ciudad.
SOTO: ORGANIZACIONES EXTORSIONADORAS.
El problema de los carros chocolate no es de ahora. Ya
comente como, yo en los 80´s tuve un carro chocolate. Para llegar a la ciudad,
entrar al país, se entiende hay un proceso de corrupción. Pero el hecho,
innegable, es que aquí están. Y en una ocasión Aníbal Martínez encabezo un
movimiento que culminó con la nacionalización de los mismos… pero siguiendo
llegando y ahora, de nuevo, ahí está latente el problema que transiten sin ser
parte de un control vehicular.
El director de tránsito municipal capitalino vino a poner
el dedo en la llega: advirtió de que quitaría, recogería, los carros
chocolates; luego, se desdijo, porque no es autoridad competente para
secuestrar dichos vehículo, solo el SAT. Pero luego, Arturo Soto, el
subsecretario de Ingresos del Estado, advirtió que irán en contra de las
organizaciones que extorsionan, que emplacan; y en la frontera ya requiso
vehículos en lotes y yonques… que no irían, dijo, en contra de los poseedores
de los vehículos, más si los usan para trabajar.
SOLUCION: CONTROL VEHICULAR.
La solución viene para el 2018: la ley contempla un
control vehicular que consistirá en adquirir un engomado, con valor de $1200
pesos más una póliza de seguros; el plazo para el registro será del 1 de enero
hasta el día 31 de julio. Un plazo de siete meses; después, quien no cubra esos
requisitos, se hará acreedor a una multa de $4,529 pesos. Y es claro que así
será, porque la información la proporciona el líder congresal Carlos García González…
Sobre aviso, pues, no hay engaño.
Para unos el costo del engomado es solo una acción
recaudatoria: van a suplir a las 70 organizaciones, que dijo Arturo Soto, se
encargan de extorsionar a los dueños de carros chocolate. A todo le buscamos un
pero, el control vehicular de los carros chocolate es una necesidad, un primer
paso, para crear conciencia y responsabilidad: ante un accidente, ahora sí,
aunque dejen ahí el carro, al culpable se le podrá identificar y ubicar, obvio,
para que reciba la sanción correspondiente.
PERICIA VEHICULAR.
Es lamentable, pero la realidad es constante: en la
ciudad capital de manera generalizada hay una ausencia de pericia para conducir
un coche: llevan mucha prisa, no respetan las señales de tráfico vial, no
respetan al peatón. Y los que causan miedo, al menos a mí, son los motociclistas,
rebasan, se meten entre dos o más autos… por algo, si, por algo, son parte
cotidiana de las estadísticas de accidentes viales: ¿Qué hacer para que ya no
suceda?
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