“Democracia de élites en México” es un texto de Ernesto
Casas, profesor investigador, miembro del Sistema Nacional de Investigadores,
de la Facultad de Derecho-Victoria. Texto que se presentará el próximo 27 de
febrero en el Auditorio Dr. Bartolo Pablo Rodríguez. Ya lo leí, muy
recomendado, más cuando estamos en plena efervescencia por la elección 2019,
que implica la renovación del Congreso Local.
¿Por qué es importante, significativo, leer “Democracia
de élites en México”?. Para mí, solo hay una razón: para entender, comprender y
reflexionar sobre el papel que juegan los diputados, en este caso los
federales; de cómo, de ser formalmente un contrapeso, responden a una dinámica
de gobierno, más cuando se destaca que hay grupos, incluso familias, que han
detentado –detentan- el poder. Por eso, son los dueños del Congreso.
ELITES DEL PODER.
Explica Casas el mecanismo de cómo los legisladores se
convierten en los dueños del Congreso. Son una especie de casta, de élite del
poder, que se forman con la dinámica de una democracia forjada para reproducir
mecanismos de reclutamiento y de control político. Nos recuerda que Mosca forja
la categoría de “Clase Política” en tanto que Pareto nos endilgo el concepto de
“elites gobernantes” y que Michels el de “oligarquías gobernantes”. Que, no se
duda, dominan el Congreso Federal.
Pese a que desde 1933 se prohibió la reelección, y de esa
fecha “98 familias han tenido el control de 509 posiciones legislativas
federales, 63 de ellas con participación en las cámaras de entre 9 y 19 años y
37 con presencia de entre 21 y 51 años en el Congreso de la Unión,
pertenecientes a las dinastías que han controlado el congreso mexicano, las
cuales han sobrevivido a los cambios de gobierno, a la implementación de
reformas electorales, y al cambio de militancias para lograr prolongar su
permanencia” (Casas, 2018: 166).
TEORÍA Y REALIDAD.
Es un texto didáctico: explica cómo nace la
“representación” en el modelo de la democracia antigua y la actual; describe
los mecanismos de la formación de las élites como una consecuencia del
protagonismo de los partidos políticos; de los, los legisladores no representan
al gobernado y si, en cambio, a los intereses del partido. Por eso, analiza y
reflexiona sobre la vinculación legislador-representado y, además, de cómo es
necesaria una participación ciudadana más intensa de tal suerte que, sus
representantes puedan rendir cuentas. Y de como, por otra parte, ahora con la
reelección inmediata se fortalece la reproducción de un esquema de
concentración del poder legislativo en grupos o en familias.
Describe el contexto de la situación actual, resultado de
la insuficiente tarea de los legisladores en aras de conseguir un bienestar
social de la población. Explica cómo se da una simbiosis entre el poder
político y económico; como la reelección inmediata reproduce y fortalece a las
elites. Todo porque se vive, se practica, una democracia defectuosa.
Advirtiendo, además, de cómo el Estado se ve copado por factores reales del
poder e incluso hasta por la delincuencia organizada.
MERCANCÍA POLÍTICA.
Afirma Ernesto Casas que los legisladores de la
democracia mexicana han hecho de la representación política una mercancía:
efectivamente, así es, si hacemos un recuento de la historia y nos topamos con
hechos en donde el Presidente de la República, en tiempos del PRI, premiaba
servicios políticos con una diputación; o, en otros casos, a los amigos o
familiares. Hoy, por ejemplo, un senador por Tamaulipas es hermano del
gobernador; y ya está apuntada, para ser diputada local, una prima hermana de
la cónyuge gubernamental.
Y todo apunta a que con la reelección continua de los
legisladores –se hará por primera vez en la elección de este año-, se refuerza
el fenómeno de concentrar el poder legislativo en grupos, camarillas o familias.
Y es que, cuando no había reelección, con todo y eso, hay legisladores que
tienen carrera legislativa: porque de la diputación local pasaba a la federal y
luego a la senaduría; así es como, de pronto, aparece que alguien ya fue 3 o 4
veces diputado y hasta dos veces senador.
SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA.
El análisis del papel de los partidos políticos, de
observar que los legisladores no responden a los intereses de los
representados; que responde, en todo caso, a intereses de partido, de camarilla
o personales, conduce a la conclusión o recomendación de que, para que cambien
las cosas, es preciso una acción organizada desde la sociedad civil: para
obligar a partidos y a legisladores a recomponer el rumbo y atender, entonces sí,
los intereses de la sociedad representada.