Hace días la nota política fue solo una: ante la difusión
de nombres y ambiciones de potenciales precandidatos a una alcaldía en
Matamoros como en Victoria y Tampico (de hecho en todos los municipios) los
jerarcas priistas, los lideres pues, no vacilaron en aplicar un estate quieto,
recordando la famoso disciplina partidista. Y claro, el gobernador Egidio Torre
Cantú, como primer priista, ofreció que el piso será parejo… sin favoritos.
¿Sera posible?
Sorprendió, por ejemplo, que en Matamoros más de tres se
apuntaran, a sabiendas de que ahí está algo complicado ganar. Lo cierto,
indiscutible, es que hoy en dia un candidato tiene que tener un capital
político: que lo conozcan y su imagen pública sea, digamos, de fiar. Alguien
puede ser muy conocido, pero de tanto, se conocen más travesuras, corruptelas y
sinverguenzadas, que la gente los rechaza.
En el caso de la
capital tamaulipeca como que se van acomodando las calabazas en la medida que
pasa el tiempo y que, además, se van visualizando candidaturas a la gubernatura.
Ya en este momento, por ejemplo, es claro que Marco Antonio Bernal esta en
precampaña, cubriéndose con sus
“logros” legislativos por aquello de los actos anticipados de campaña.
Si él fuera el candidato priista, una pregunta obligada es: ¿Quién, de sus
amigos, sería el candidato en la capital?
Digo amigo porque un día un expresidente municipal
impartió una conferencia a universitarios y dijo, tajantemente: El alcalde de
la capital siempre ha sido uno de sus amigos. Y si, bien recuerden como Arturo
Diez Gutiérrez, amigo de Eugenio Hernández fue alcalde capitalino y vaya que
resulto todo un caso. Sucedió igual Alejandro Etienne, nadie duda de su amistad
con Egidio Torre Cantú.
Si el candidato a gobernador fuera Enrique Cárdenas del
Avellano uno de sus seguidores que incluso de pronto hasta hizo un poco de
ruido es Lalo Gattas, que tiene algo de historia en las lides partidistas. Y
por el PAN, si es Francisco Javier García Cabeza de Vaca, no se les olvide el
nombre de Fernando Campos; quien hace semanas anuncio que se vinculaba al
proyecto del senador y, además, cada fin de semana pregona reuniones y bingos
en distintas colonias de la capital.
Dentro del PRI, por otra parte, no se puede descontar el
ánimo, no rumbero, que trae el diputado Heriberto Ruiz Tijerina: con bombos y
platillos inauguro una oficina de gestión social. Pero además, tiene una fama
de ser un poco remilgoso, rebelde o contrario a lo que diga su partido. Y ya
dijo que quiere ser candidato. Muchos recuerdan su discurso como líder del
Movimiento Territorial que cuestiono el trabajo partidista, dados los
resultados tan negativos que se obtuvieron en aquella ocasión.
Quien ya aprendió la lección, o eso hace indicar su
silencio, es Felipe Garza Narváez. Ha querido ser alcalde, lo han parado en
seco; intento ser legislador federal (ya se canso de ser local) y no llego, le
gano Miguel González Salum. Sigue en la PROFECO hablando de castigos y
sanciones para quienes atracan el bolsillo de la población y más ahora con el
regreso a clase: ya dijo que a ls escuelas privadas no le entra, que es
decisión de cada familia llevar a sus hijos ahí, a sabiendas de lo que cobran.
Por cierto, cuando Carlos Morris en su condición de líder
municipal de su partido, hizo notar la necesidad de que haya disciplina en
aquellos que buscan ser alcaldes, más de uno pensó: no quiere que le coman el
mandado… y es que, en más de una ocasión, ha dicho a sus cuates que su mejor
premio al merito partidista debería ser la alcaldía capitalina. Y vaya que
tiene manager.
Y por el Movimiento Ciudadano, si no hay contingencia de
última hora, iría Gustavo Cárdenas. Se anima porque ya una vez fue alcalde
capitalino; pero además en la última contienda según sus cuentas le gano en la
capital a Miguel González Salum; otros pregonan que Gustavo perdió, pero por
solo 11 votos. Sea uno u otro caso, las posibilidades de una nueva victoria le
anima.
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